23 de junio de 2010

ROMANÇE DE LA EVALUAÇIÓN (3ª)

La sesión de evaluaçión // dispuesta a empeçar estaba:
el tutor, que era el de Lengua, // les dixo que se callaran
e pidió a la Orientadora // que por favor se sentara.
La Orientadora, psicóloga, // ha en propiedad la su plaça
desde que la LOGSE impera // en los çentros de enseñança.
Sabe al dedillo la ley, // e parla la xerga bárbara
de los psicopedagogos // e de la fauna logsiana.
Comiença la evaluaçión, // las notas allí se cantan:
“Iván Peláez Borrego, // con este moço, ¿qué pasa?”
“A aqueste le quedan seis: // titulaçión denegada”.

Mas fabló la orientadora; // d’aquesta guisa fablaba:
“Non nos permite la LOGSE // fazer tan grand canallada:
si a algún alumno o alumna // non superase alguna área
siendo con ‘insuficiente’ // evaluado o evaluada,
debe discutirse aquí // si es persona preparada,
si domina las destreças, // los obxetivos d’etapa,
si se axustan los diseños, // si se dan las çircunstançias,
si se fizo adaptación // al chaval o la chavala,
si de los procedimientos // se llevó relaçión clara
e si de las actitudes // quedó notoria constançia.
¿Detectáronsele a tiempo // todas estas problemáticas?
¿Se fizieron formularios, // programaçiones de aula?
¿Motivósele al efeto // con estratexia adecuada?
¿Fízose por el tutor // en la clase un soçiograma?”

Muchos de los profesores // se miran, piensan y callan.
Hubo allí largo silençio: // ni una mosca se escuchaba.
Mas luego fabló el de Historia, // bien oiréis lo que fablaba:

–“¡Pero si este mozalbete // las más de las veçes falta,
e, cuando viene, molesta, // grita, juega, se levanta,
non atiende al profesor, // non estudia, non trabaxa,
non se está quedo un momento, // de los profesores pasa,
es deslenguado, soez, // torpe, neçio e tarambana!
¿Cómo darle el mismo título // que al que se aplica e se afana
e saca muy buenas notas // e cumple normas e pautas?
Sería inicua inxustiçia, // sería indeçente práctica,
sería de los calçones // fazer muy grande baxada.”

Los profesores se miran // e, con voç amortiguada,
se comentan a la orexa // las cosas que allí se tratan:
los más pareçen de acuerdo, // otros niegan e rechaçan.

–“¡Cómo puedes deçir eso!” // Ya la orientadora exclama.
–“¡Non quieres tener en cuenta //la normativa aprobada!
¿Te has leído el Plan de Centro? // ¿Has repasado las páxinas
de los valiosos Diseños // Curriculares de Etapa?
¿Practicas la evaluaçión // continua e bien adaptada?
¿Non aplicas en tu clase // la enseñança igualitaria?
Si el mochacho non te atiende // será porque usas la práctica
de la liçión maxistral, // qu’es retrógrada e nefasta.
Debes dar motivación // a aducando y educanda,
desçender de la tarima, // qu’es plataforma tiránica;
debes ser más solidario // con chavales e chavalas,
darles menos contenidos, // que non fazen mucha falta,
e mirar sus intereses, // captar bien su idiosincrasia
et educar en valores // de soçiedad democrática;
ser más tolerante e lúdico, // ser con ellos camarada
e mostrarte comprehensivo // en cada unidad didáctica.”

–“Pero, en aprobando a aqueste, // ¿quién el título no alcança?
Veremos el curso próximo // cómo se asienta en las aulas
e cursa el bachillerato, // ansí, por toda la cara,
un tropel de analfabetos, // de vagos, xetas e maulas,
de mochachos inorantes // e de iletradas mochachas
que non fazen ni la o // con el hueco de una caña.”

Subieron las discusiones, // arreçiaron las palabras,
se esgrimieron çirculares, // leyes, fueros e ordenanças,
fablóse allí de prinçipios, // de posturas reacçionarias,
de los derechos humanos // e fasta de democraçia.
De lo divino e lo humano // todo el mundo allí fablaba.
Llevaban ansí tres horas // e el personal se cansaba.
Fasta que un profesor dixo: // –“A ver, ¿cuántas le quedaban
al moço que, por el título, // la disputa orixinara?”

–“Quedábanle seis”- Responden. // –“Pues yo, que doy Matemáticas,
las cuales eran suspensas, // pues... me dispongo a aprobárselas.”

“Ya sólo son çinco, entonçes.” // Y la de Francés, que estaba
mohína y entristeçida, // a punto de echar las lágrimas,
dixo con voz melancólica, // morteçina e apagada:
–“Ponle aprobado en Francés.” // –“E apruébale también Plástica.”
(Sonó la voç del artista, // que tenía enormes ganas
de acabar las discusiones //  irse a pintar a su casa)

“Pues yo, para no ser menos, // le apruebo Cultura Clásica.”
E, ansí, aprueba que te aprueba, // el “típex” se chorreaba,
sumergiendo los suspensos // baxo una pátina blanca.
El tutor, los “suficientes”// prestamente rotulaba:

-“Iván Peláez Borrego: // quédanle dos, luego... ¡pasa!
Y se acabó, compañeros: //firmad al pie de las actas.”
            Fray Josepho

3 comentarios:

  1. Yo conocía la versión en "castellano moderno", pero ésta me gusta mucho más, y va a tono con la primera parte. Me encanta la realidad que cuenta, pues yo al menos la he vivido algunas veces. Triste decirlo, pero es verdad. Y las notas de septiembre, "LA GRAN OCASIÓN"... de aprobar sin dar un palo al agua.

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  2. No os olvideis de la politica, que también nos interesan los comentarios sobre la situación nacional y de Aranda, los remanentes, los sueldos del Guerra, que obras de la Plaza Mayor y de la Constitución que no acaban nunca, vamos que es para no aburrirse.

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  3. Después de leer completo este romance de la evaluación me ha entrado una cierta angustia o duda sobre la enseñanza en España, y no creo que sea igual en todo el país. Pero con que se repita ese caso en ciertas provincias o con ciertos alumnos no deja de ser preocupante. Algunos pasan de curso en curso sin preparación suficiente en la base y creen que así podrán sacar cualquier carrera, y encima cuentan con el apoyo de sus papaítos que no saben lo que tienen en casa, y echarán la culpa a los profesores.

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