Han pasado ya muchos años desde que Abraham Lincoln estableciera los límites del engaño, tanto en la vida ordinaria de los ciudadanos como en la acción política: “Puedes engañar durante un tiempo a todo el mundo y puedes engañar durante todo el tiempo a mucha gente, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. A esa conclusión llega José-Tomás Cruz Varela en su carta de hoy cuando habla de la devaluación de la palabra y de la falta de credibilidad del Presidente Sánchez por decir y prometer algo, y hacer lo contario a renglón seguido.
En la diversidad de opiniones se puede ocultar la verdad, pero en el precio de las cosas que se pagan, la realidad se impone a la ficción, y no puede ser hoy bueno lo que ayer costaba cinco veces menos y era malo. Las hemerotecas nos recuerdan la paradoja de la pobreza energética de ayer convertida hoy en bienestar.
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INACEPTABLE POSTURA PRESIDENCIAL
(De mi puño y tekla)
Inaceptable e incomprensible resulta la postura del presidente del Gobierno y sus ministros durante el pasado fin de semana en el Congreso de Valencia, posición que no mantuvieron ni veinticuatro horas. Y todo ello suscitado por el inaudito precio de la factura de la luz, récord que, para desgracia de los ciudadanos, se ha convertido en una escandalosa rutina diaria en todos los medios en todos los medios de comunicación, cuyo demagógico enfoque no admite la más mínima disculpa.
Un drama de esta índole, lamentablemente, repercute en miles de hogares españoles, sujetos a un duro malabarismo económico para hacer frente a los recibos de luz y gas, al que hay que añadir también los sectores industriales obligados por su actividad a un importante consumo y no poder asumir, a su vez, tan desmesurado incremento tarifario. Calculan que el parón ha afectado ya a unos 20.000 empleos y que esa cifra podrá crecer día a día y hacerse insostenible.
Tres meses lleva Pedro Sánchez cruzándose de brazos y sometiendo a estúpidas ocurrencias a los ciudadanos, como esa de pedirles que utilicen sus lavadoras de madrugada. Para el presidente, con el reparto de culpas más a diestro que a siniestro, el asunto queda terminado.
La inoperancia gubernamental está dañando de manera preocupante la competitividad de las empresas españolas. Incluso en las patronales cunde el fantasma de la deslocalización si no se logra revertir la situación. El escenario que se presenta puede destrozar aún más empleo y empeorar la crítica situación por la atravesamos tras los estragos de la pandemia
La pretensión de funcionar a golpe de parches por parte del Gobierno resulta insufrible y ocultar el desgaste político que le está suponiendo a Sánchez es un completo error.
El impacto de la escalada del precio de la energía en las familias y particulares, unido al generado en la industria, acabará ralentizando la deseada recuperación económica y, en consecuencia, representa una terrible amenaza para la creación o mantenimiento del empleo.
A estas alturas y rodeado de inútiles asesores, resulta muy difícil mantener la credibilidad de Sánchez cuando afirma descaradamente que el suministro de gas natural está garantizado y que a final de año, los ciudadanos pagarán por la luz una cuantía similar a la del 2018, un precio que entonces y en la oposición le parecía intolerable.
La palabra del presidente, desgraciadamente, se ha ido devaluando a conciencia por su obra y gracia de su propio dueño y ya no es garantía de nada. En todo caso, lo que urge no es profundizar en el populismo que demoniza las eléctricas, sino en ejecutar una política que establezca un marco regulatorio estable. La no rectificación de la actual postura de Pedro Sánchez, conllevará, a la postre, su inevitable caída.
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
Ex Director de RR.HH. Málaga.