21 de mayo de 2021

GLORIOSO RECIBIMIENTO DE NUESTRO PRESIDENTE

 Dicen que el fútbol es un espectáculo dominado por forofos que apoyan y aplauden a su equipo incluso cuando peor juega y silban al contrario aunque lo haga mejor. Cuentan también que en la fiesta de los toros los aficionados ovacionan o silban según merecimientos, ya que son ellos los que  sostienen la diversión con su dinero. Pueden pedir la devolución del toro a los corrales y pueden sacar a hombros al torero. Se sienten libres para manifestar lo que piensan.

La política guarda relación con lo anterior. Los "hinchas del fútbol" pagan por aplaudir  a su equipo y mucha de la clientela de los partidos políticos cobran por hacer lo mismo. Los aficionados a los toros contribuyen con su propio dinero y aplauden o silban según la faena del torero, y  dado que los ciudadanos mantienen con sus impuestos a los políticos también manifiestan  con silbidos la desaprobación de su gestión.

El artículo de hoy de José-Tomás Cruz Varela va sobre la  “salida a hombros de esos toreros abucheados” cada vez que pisan la calle.  Curiosamente, el Presidente Sánchez   no ha pedido la solidaridad de otros líderes políticos por las protestas y broncas recibidas y  tampoco nadie ha recordado aquel “merecido lo tenía por ir a provocar”.

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 GLORIOSO RECIBIMIENTO DE NUESTRO PRESIDENTE

(De mi puño y tekla)

¿Hasta qué punto los ciudadanos tenemos que soportar la última invasión por parte de la nación vecina, clave para la estabilidad de España? Una vez más, lamentablemente, nos vemos inmersos en la fragilidad de nuestros ministros y en esta ocasión afectando al de Asuntos Exteriores unido al Gobierno del Frente Popular que preside el inane Pedro Sánchez.

En lo que respecta al F. Polisario se mueven y agitan múltiples y complejos intereses, y no solamente de España y Marruecos, sino también de Francia, EE.UU. y toda Europa. Como afirma Ylva Johansson "son Fronteras europeas", lo que nos obliga a tomar las máximas cautelas.

A tenor del último enfrentamiento, el Gobierno español ha demostrado la ausencia de reflejos suficientes para evitar que estallara la crisis y sus posibles consecuencias.

Lo pretendido ahora es tender los puentes necesarios que impidan la extensión del incendio que repercutiría aún más en la maltrecha situación española que soporta la infame  y doble pandemia: la del coronavirus y la de un Gobierno Populista. Lo que debería imponerse es una gran dosis de prudencia y moderación. Recuperar las relaciones con Marruecos es una necesidad. La invasión de Ceuta, con mayor o menor intensidad, no es nada nuevo. Recordemos lo sucedido en Canarias el pasado año. Alguien, con un nivel menor de necedad que González Laya conocerá que el primer problema de la diplomacia española es Marruecos. O para ser más realistas, la defensa de la integridad territorial española, ya sea dentro o fuera de país.

En otro orden de cosas y con relación al desplazamiento a Ceuta el pasado martes por parte de Pedro Sánchez para hacer frente a la situación tan sumamente grave sin más paliativos, todos pudimos  constatar que  fue recibido con el calificativo de “h. de puta", “mamón” en un contexto de alta tensión con pitos y abucheos hasta la saciedad. Le recriminaron entre otras lindezas con un "nos vas a arruinar", incluyendo patadas a su coche oficial y recibiendo similar tratamiento su ministro Grande Marlaska.

Todo lo sucedido fue presenciado por millones de españoles a través de las distintas  cadenas de TV. Por su parte, Sánchez se comprometió a garantizar la integridad territorial, alegando defender la frontera de Ceuta y Melilla “bajo cualquier circunstancia".

Para terminar,  España confía en que la U.E. pueda influir en el cambio de posición del país africano. Aun así, la imagen del Presidente Sánchez resultó inevitable.

 Atentamente.

 José Tomás Cruz Varea

Ex Director de RRHH. Málaga.

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