11 de marzo de 2013

Fernando Reinares y los terroristas suicidas: antes y después del 11-M


Fernando Reinares es “Catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos y miembro de la relación de expertos de la Subdivisión de Prevención del Terrorismo en Naciones Unidas. Su último libro es Terrorismo global (Taurus). Recientemente ha sido  elegido director académico de la International Counter Terrorism Academic Community. Es  investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano y colaborador de Survival, la revista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres. Gracias al Woodrow Wilson Center de Washington, prepara un libro titulado Operación trenes de la muerte. El 11-M y la conexión Al Qaeda". Esta es su carta de presentación y la referencia que aparece al final de sus artículos publicados en el diario El País. Con estos antecedentes  pocos dudarán de su alta cualificación en este asunto del terrorismo islamista.

Recientemente ha aparecido una noticia que ha recordado lo que Reinares decía hace algunos años y que servirá de introducción al análisis de un artículo suyo,  publicado en 2003. Constataremos la coincidencia en los mensajes y en  las conclusiones.


Y así continúa, no estando todos de acuerdo: "El Consejo de los Ulemas de Afganistán ya ha manifestado su rechazo a estas declaraciones y ha recordado que los atentados suicidas están prohibidos por el Islam. "Pakistán tiene la bomba atómica, así que ¿por qué están perpetrando atentados suicidas? Los atentados suicidas están prohibidos en la religión islámica".

Recojamos ahora algunos de los párrafos del artículo de Reinares, escrito en 2003 y casi un año antes de los atentados del 11-M, “¿Qué hay detrás del terrorismo  suicida?”  (Se recomienda su  lectura total, por el interés que pueda tener en una comparativa con trabajos suyos posteriores).

 1.- “Los atentados suicidas difieren de otras acciones terroristas porque sus ejecutores están determinados a morir ellos mismos para mejor matar a otros. Si fueran meros suicidas,.., quizá optarían por quitarse la vida sin tratar de arrebatársela a otras personas…”. Conclusión: El objetivo es matar muriendo, que es lo que da sentido a su propia muerte.

2.-  “Hablamos de terroristas decididos a asesinar premeditadamente. Son la bomba ideal, dotada con una inusitada capacidad para acertar en el blanco y sin preocupación por cómo huir del lugar de los hechos una vez realizado su cometido". Conclusión. Son un arma humana segura. Matan sin   preocuparles nada posterior al atentado. No necesitan un lugar para esconderse ni para cobijarse ni para ocultarse.

3.- “¿Hay algo más que fanatismo religioso detrás de la inquietante realidad de los terroristas suicidas? El mensaje escrito que dejó tras de sí Mohammed Atta, líder de los secuestradores del 11 de Septiembre, exhibe el mismo convencimiento del cual dejan fe grabada en vídeo los adolescentes o veinteañeros palestinos, en su gran mayoría varones, que … hacen estallar explosivos adosados a su cuerpo”. Conclusión. Su fanatismo religioso les impulsa a dejar constancia escrita o visual (vídeo grabado) de los actos que van a cometer para conocimiento de todos. Ellos son conscientes de lo que van a realizar y quieren que los demás lo sean de lo que ellos hacen.

4.- “Pero uno y otros acaban persuadidos de convertirse en mártires, de comprometerse a realizar un acto sacramental acorde con determinada interpretación extraída de textos religiosos y el parecer de ciertas autoridades clericales. Convencidos además de que durante su ejecución no hay dolor físico y tras fallecer se asciende de inmediato a un paraíso glorioso. Un lugar que les han descrito atravesado por ríos de leche y vino, abundante en lagos de miel, donde disfrutarán de setenta y dos vírgenes, verán el rostro de Alá y podrán reunirse con familiares predilectos”. Conclusión. Influidos por una “interpretación de sus libros sagrados” (no unánime) y por ciertas autoridades clericales fanáticas  quieren convertirse en mártires y recibir la recompensa mediante el disfrute en el otro mundo.

5.- “Sin embargo, el suicidio como tal se encuentra estrictamente prohibido por el islam y de acuerdo con esta religión quienes lo cometen no acceden a paraíso alguno. Ahora bien, siempre según una noción de este mismo credo, perder la vida en situación de yihad, más concretamente en combate dentro de una guerra santa contra los que se define como impíos o enemigos de la comunidad de los creyentes, proporciona ese acceso privilegiado al paraíso…”. Conclusión. Quizás sea éste uno de los párrafos más importantes para comprender el tipo de suicidio de los terroristas,  estrictamente prohibido por la religión musulmana. Los suicidas no podrán ir al paraíso, ni podrán disfrutar de las huríes, a no ser que pierdan la vida en una situación de “yihad”  contra los infieles a los que  intentan matar. Además, deben ser autoridades religiosas musulmanas quienes confieran esa categoría de guerra santa y de mártires, lo que conlleva una relación profunda con el  fundamentalismo musulmán.

6.- Un conocido responsable de la Yihad Islámica reconocía: "No poseemos el armamento de que dispone nuestro enemigo. No tenemos aviones, misiles, ni siquiera un cañón con el que podamos luchar contra la injusticia. El instrumento más efectivo para infligir daño y perjuicio con el mínimo posible de pérdidas es el de las operaciones de esta naturaleza. Este es un método legítimo, basado en el martirio. El mártir recibe el privilegio de entrar en el paraíso y se libera del dolor y la miseria". Conclusión. El terrorismo suicida es considerado una forma de lucha ideal para ellos. Con un mínimo de pérdidas humanas y materiales ocasionan grandes desastres, y hasta un pánico infernal en los enemigos. Además, el suicida se libera de este mundo y va al paraíso.

7.- “…los atentados suicidas constituyen antes una sopesada estratagema terrorista de relativo bajo coste que un imperativo de la guerra santa. …la exhibición de mártires pertenecientes al propio bando adquiere luego gran importancia propagandística”. Conclusión. Este tipo de terrorismo es una estrategia diseñada para conseguir propaganda y banderín de enganche con un bajo coste, siempre que se cuente con  suicidas dispuestos.

8.- “Además de muy letal, el terrorismo suicida resulta por lo común altamente indiscriminado…Reducir al mínimo asumido de una, dos o quince las bajas propias y maximizar las pérdidas infligidas al enemigo implica que en los atentados suicidas perezcan gentes de toda edad y condición.”. Conclusión. Es un terrorismo indiscriminado hacia todo tipo de población. Cuantos más muertos haya, mejor cumplido estará su objetivo. Con muy pocos suicidas pueden conseguir decenas de muertes, y más daños colaterales de los previstos.

El análisis realizado  por Fernando Reinares  en mayo de 2003 sobre el terrorismo suicida puede considerarse acertado, y refleja la realidad del observador que lo ve con la   objetividad de un notario levantando acta  de unos hechos. ¿Aplicará Reinares este mismo método de análisis cuando escriba después sobre los atentados del 11-M? Lo veremos.

“¿Hubo terroristas suicidas en los trenes de la muerte de Atocha?”,  se preguntará una persona desinformada, pero con las ganas suficientes de saber la verdad. Quizás alguien le responda preguntando ¿Por qué pretendieron desde la SER, Gabilondo y otros,  mantener el bulo de los suicidas, y Zapatero se encargó de propalarlo? La verdad es que  aquellos pretendidos terroristas suicidas, rasurados y cubiertos con diversas capas de blancos ropajes y dispuestos al viaje definitivo hacia el paraíso hubiera sido la prueba del nueve de unos supuestos atentados del fanatismo islamista…Pero jamás los hubo.


2 comentarios:

  1. ES UNA LASTIMA QUE HAYA PASADO TANTO TIEMPO Y TODAVIA HAYA FLECOS Y DUDAS SOBRE ESOS TERRIBLES ATENTADOS DE MADRID. Las investigaciones deben seguir hasta el fondo y disipar cualqueir duda.

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  2. Lo que nunca he entendido es por que ese afán de inventarse suicidas en los trenes. ¿Qué ganaban con eso?

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