23 de diciembre de 2012

Dicen que ha quitado del belén lo que otros pusieron: la mula y el buey...

Desde que Agustín de Foxá  escribiera con acierto que “los españoles están condenados a ir siempre detrás de los curas o con el cirio o con el garrote” han pasado demasiadas cosas sin haber variado el sentido profundo de la expresión. Si cambiamos el término “garrote” por “pluma”, cualquier circunstancia puede aprovecharse para escribir "contra las cosas de los curas".

Pablo Ordaz publicó recientemente en El País “Papa con vacación de superventas”, apoyándose en el último libro de J. Ratzinger. El título y el sumario, “Refuta a los evangelistas pero confirmando los dogmas sin reservas. El Papa afirma que no había ni mula ni buey en el portal de Belén” me invitaron a leerlo. No me sentí defraudado sabiendo que todo era posible  en un diario no muy  proclive a la Iglesia Católica


La primera  invectiva, sin relación con el tema, aparece al inicio del artículo: “...prefecto de la Congregación para la Doctrina para la Fe —la antigua Santa Inquisición—“, como si Benedicto XVI fuera responsable de esa negra página de la Iglesia.

Da por hecho que la “tirada inicial de un millón de ejemplares de “La infancia de Jesús” se venderá mejor debido a sus llamativas revelaciones  sobre el portal de Belén en el que no había ni mula ni buey  y la estrella que supuestamente guio a los Magos de Oriente era en realidad una supernova”. Cree que en la venta influirá “la mercadotecnia al salir en época de Navidad y con unos anzuelos muy atractivos en forma de mula y buey”. Demasiado superficial para juzgar la obra y  pensamiento del anciano y prestigioso teólogo alemán.

No anda muy sobrado Pablo Ordaz  cuando intenta profundizar en materia bíblica y teológica:
“Así que, claro, el Papa habla de otras cosas en un libro que analiza, apoya, contextualiza y a ratos refuta los textos de San Lucas y San Mateo. Benedicto XVI se pregunta, por ejemplo: “¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”. Y se contesta enseguida: “Sí, sin reservas”. Hasta el punto de que quita la razón a San Agustín, quien sostuvo que María hizo el voto de virginidad antes de su matrimonio con José.”
¿Cuáles son los textos de los evangelistas refutados? ¿Y por qué Benedicto XVI quita la razón a San Agustín? ¿Está reñido el supuesto “voto de virginidad” de María con su modo de concepción?

 Se extraña el articulista de que “se requiera por parte del lector unas dosis mínimas de fe” para comprender la obra de J. Ratzinger. La fe no es divisible: o se tiene o no se tiene, o se cree o no se cree. Con la sola luz de la razón humana es imposible comprender lo que es propio de la fe. Si uno cree que Dios es el creador del universo y de cuanto en él existe, no le costará tanto creer que  María concibió por obra del Espíritu Santo. Sin la fe, nada de eso tiene sentido.
“Lo que se carga Ratzinger, dice,  es la tradición oral: una mula, un buey y pastores cantando”.  Los pastores aparecen en el Evangelio (Lucas 2, 8)  y la mula y el buey, elemento decorativo posterior  pero con significado teológico, está tomado del evangelio apócrifo del siglo II, el Protoevangelio de Santiago,  inspirado en un texto de Isaías (1, 3): “El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su señor”. En la tradición cristiana esos dos animales representan a los dos pueblos, el judío y el gentil.  Y ya metidos en harina, echo de menos que el articulista no citara  a San Agustín “Acérquense al pesebre dos animales, es decir, dos pueblos, pues el buey reconoció a su dueño y el asno el pesebre de su señor ", (Sermón 184,4, sobre la Navidad).
 
No resulta ninguna novedad afirmar que Jesús pudo haber nacido seis o siete años antes de lo establecido en el calendario oficial de occidente. Es un problema de cálculo  de Dionisio el Exiguo que “se equivocó en unos 4 a 7 años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año 753 a. u. c. desde la fundación de Roma, cuando debió suceder hacia el 748 a. u. c ”
No he leído aún el libro de Benedicto XVI, por lo que ignoro si “la pregunta incrédula de Pilatos a Jesús “¿De dónde eres?” está en la primera línea de la obra.  La pregunta repetida de Pilatos a Jesús fue: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Para mayor confusión  de los lectores, Pablo Ordaz publicó ese mismo día otro artículo: “El Papa afirma que no había ni mula ni buey en el portal de Belén. Benedicto XVI confirma en su nuevo libro la virginidad de María”, con algunas diferencias:

- No establece si la difusión del libro será en 50 o en 70 países.
- En éste sí parece aclarar el debate de Benedicto XVI y San Agustín al rechazar la tesis del Obispo de Hipona sobre el “voto de virginidad de María” con el modo de vida del mundo judío de entonces.
- Aporta algunos datos más concretos sobre el nacimiento de Cristo, nada que no se supiera ya.
- Si en el artículo anterior afirmaba que el Papa refutaba los textos de Lucas y Mateo, ahora dice que no los refuta… “el Papa reescribe, aunque sin refutar, los textos de Lucas y de Mateo”. ¿En qué quedamos?
No es creíble lo que Pablo Ordaz dice del Papa, gran conocedor de los  Evangelios: “Es la tradición, según Joseph Ratzinger, la que le pone literatura al asunto, metiendo en el cuadro un pesebre —representación del altar— y unas gasas para envolver al bebé —un anticipo de la hora de su muerte—…”. En el Evangelio de Lucas 2,7 se lee: ”Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en la posada”. El pesebre vuelve a salir en el versículo 12 y en el 16 también.

Lo más importante para los creyentes es que ahora es el tiempo de esa Navidad que poco tiene que ver con las luces que invitan a un consumo desaforado para celebrar materialmente lo que no es, y que no recuerda su mensaje, “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Pues eso…
Y ¡Feliz Navidad a todos!
………..
Sobre el tema de la Inmaculada Concepción y la controversia de J. Ratzinger con San Agustín veremos unos breves textos en los comentarios que aportarán algo más de luz.

6 comentarios:

  1. Interesante y muy profundo. Estos chicos del País como siempre,dejándose ver

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  2. Me has sorprendido por la documentación manejada.Muy bueno.

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  3. No hace mucho, leí en la revista Vida Nueva un artículo de Francesc Torralba ( filósofo) titulado "Analfabetismo simbólico y espiritual". Comentaba cómo cada vez son más los jóvenes que llegan a la universidad "sin haber recibido ningún tipo de formación religiosa, por lo que ignoran absolutamente ese mundo, su lenguaje, sus formas, sus relatos, sus rituales y contenidos. A pesar de ello, abundan los prejuicios y los tópicos, las visiones estereotipadas de lo religioso que se han forjado a través de los medios de comunicación audiovisual, su principal fuente de información."
    Pues bien, quizá Pablo Ordaz tampoco ande muy sobrado de estos conocimientos y si es así, da que pensar que se ponga a interpretar un texto de un gran teólogo como es Benedicto XVI y lo haga desde unas páginas de gran alcance.

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  4. Éste es el primer comentario sobre la ficticia "contradicción" que el periodista Pablo Ordaz encuentra entre el Papa Benedicto XVI y San Agustín:

    Dice Pablo Ordaz en su artículo: “Papa con vocación de superventas. Benedicto XVI concluye su trilogía sobre Jesús intentando ser accesible al gran público. Refuta a los evangelistas pero confirmando los dogmas sin reservas”:

    “Benedicto XVI se pregunta, por ejemplo: “¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”. Y se contesta enseguida: “Sí, sin reservas”. Hasta el punto de que quita la razón a San Agustín, quien sostuvo que María hizo el voto de virginidad antes de su matrimonio con José.”

    También dice en su otro artículo: “El Papa afirma que no había ni mula ni buey en el portal de Belén. Benedicto XVI confirma en su nuevo libro la virginidad de María”.

    “¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”. El Papa se contesta: “Sí, sin reservas”. Ahora bien, Benedicto XVI le quita la razón a San Agustín, quien dejó escrito que María hizo un voto de castidad y se encomendó a José para que la protegiera. Según Benedicto XVI, tal reconstrucción de los hechos “está fuera del mundo judío en el tiempo del nacimiento de Jesús”.

    La información del periodista es correcta, sin embargo la expresión “hasta el punto de que” manifiesta un choque de trenes. Parece querer decir que el Papa se carga también a uno de los Padres de la Iglesia y pilares de la tradición cristiana, de quien es seguidor y buen conocedor de toda su trayectoria.
    Hay un matiz que se le escapa a Pablo Ordaz, por desconocimiento: cree que el Papa le lleva la contraria a San Agustín cuando realmente está siguiendo su doctrina. En su tiempo llegaron a otorgar al Obispo de Hipona una autoridad casi equiparable a la Sagrada Escritura, por lo que tuvo que escribir lo siguiente:

    “Solo de aquellos libros que escribimos nosotros, no con autoridad para imponer nada, sino como ejercitación para progresar, se puede afirmar que contienen algo que quizá no se ajusta a la verdad. Nos contamos entre aquellos de quienes dice el Apóstol: Y si en algo tenéis otro parecer, también Dios os lo revelará (Fil. 3, 15). Esta clase de escritos hay que leerlos libres de la necesidad de darles fe, y con libertad para juzgarlos” (Contra Fausto 11, 5.).

    Cuando San Agustín defendía con vehemencia sus planteamientos, pero jamás se creyó poseedor absoluto de la verdad.En el siguiente párrafo de su gran obra sobre La Trinidad se refleja su integridad intelectual:

    “Quien esto lea, si está de acuerdo, avance conmigo; si duda, indague conmigo; si advierte su error, pase a mi campo; si ve que me extravío, enderece mis pasos… El que al recorrer mis líneas afirme que entiende lo que dicen, peor no lo juzga verdadero, pruebe si le place, su sentencia e impugne, si puede, la mía” (De Trinitate, 1, 3, 5). Y eso es lo que ha hecho J. Ratzinguer con el maestro.

    Otro día el segundo comentario

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  5. 2.- Sobre el dogma de la Inmaculada Concepción de María, transcribiré un párrafo del artículo de César Vidal, sobre “La infancia de Jesús”, Pero ¿qué os ha hecho Ratzinger?

    “El primero tiene que ver con el dogma de la Inmaculada concepción. Se trata de un dogma muy tardío –1854– que afirma, dicho sea en tonos sencillos, que María estuvo totalmente libre de pecado. Este dogma no fue creído, entre otros, por Tomás de Aquino que lo negó de manera expresa ni tampoco por los dominicos que, siguiéndolo, mantuvieron durante siglos una animada y durísima controversia teológica con los franciscanos sobre el tema. En la época de la Contrarreforma, el papa acabó prohibiendo las discusiones sobre el tema, pero el dogma no se definió hasta mediados del s. XIX. Como base para el mismo se apeló al texto de Lucas 1: 28, donde el ángel dice de María que es "llena de gracia" y se razonó que si era "llena de gracia" no podía tener pecado. El problema para ese argumento es que el término aplicado a María también se aplica en Efesios 1: 6 a todos los creyentes y, obviamente, no se deduce por ello que hayan nacido sin pecado. Semejante cuestión es archi-conocida para los exégetas de cualquier confesión y, por supuesto, la referencia al "llena de gracia" para sustentar la inmaculada concepción ha quedado relegada a las homilías de sacerdotes sin mucha instrucción. De manera bien reveladora, Benedicto XVI no dice ni palabra de esa interpretación en las páginas (p. 32-4) dedicadas a la Anunciación. Podrá ser chocante para el católico más conocedor del dogma que de la exégesis, pero la verdad es que Ratzinger es impecable en su planteamiento que, de haber sido un católico más ignorante y convencional, menos culto y conocedor de la realidad teológica, se habría embarcado en una homilía sobre la inmaculada concepción.

    El segundo ejemplo tiene que ver con otra interpretación eclesiástica relacionada con María y que apuntaría a un supuesto voto de virginidad perpetua guardado por ella. En la página 41, Ratzinger es tajante –y tiene toda la razón– al afirmar que es una interpretación que se inicia con Agustín –es decir, siglo IV–, pero que "está totalmente fuera del mundo judío en tiempos de Jesús, y parece impensable en ese contexto". De nuevo, el católico más de pie de calle puede sentirse sorprendido, pero Ratzinger está afirmando una realidad interpretativa incuestionable”.


    Merece la pena leerlo entero, y máxime teniendo en cuenta la religión del autor.

    Saludos a todos los lectores y ¡Feliz Navidad!

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  6. Apoyando la tesis de Sr. Administrador del blog: ciertamente J. Ratzinger es un experto conocedor del legado de San Agustín ya que sobre sus escritos elaboró el actual Papa su tesis doctoral. Un placer comprobar que se pueden tratar temas serios en foros de este tipo.

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