19 de agosto de 2011

¡Vivir para comer...de gorra! (II de II)

En el capítulo anterior hablamos de las “comilonasque  los directivos de la Agencia IDEA (Innovación y Desarrollo de Andalucía) y los Consejeros socialistas del CAA (Consejo Audiovisual de Andalucía) se daban en prestigiosos restaurantes con cargo al erario. También recordábamos la anécdota sobre “el sacrificio” que suponía a don Alejandro Lerroux saborear una botella de champán para saber si era una bebida digna de los futuros obreros.

Hoy trataremos, casualmente,  de dos célebres mariscadas disfrutadas por ciertos políticos de la izquierda andaluza, don José Rodríguez  de la Borbolla y don Antonio Rodrígo Torrijos, la primera de hace años y la segunda mucho más reciente y próxima en el tiempo. Será difícil superar el memorable relato con el que el recordado Jaime Campmany nos obsequió y nos hizo disfrutar, y aún seguimos haciéndolo, sobre  la pantagruélica cena que don Pepote de la Borbolla se dio en Cádiz, y de las nefastas consecuencias que para su cuerpo tuvo. Citaré sólo algunos párrafos y recomiendo la lectura íntegra de “El cólico”, una de las piezas irónicas más  sobresalientes que he leído jamás,  y que no ha perdido frescura con el paso de los años.

“Estos tíos cascan de cólico, de empacho, de indigestión o de un ataque de eclampsia. Y es que se ponen morados, se quedan como boas,...Se pegan unas comilonas como para resarcirse de los cien años de honradez, de los cuarenta años de la oprobiosa,…
Entre todos esos tragones, destaca brillantemente don Pepote Rodríguez de la Borbolla, que tiene unas tragaderas capaces de acabar con los caladeros en el mar,
Si la Giralda fuese de mazapán, acababa con ella en unas Navidades. La reseña de sus langostinadas llenaría el Archivo de Indias. Bueno, pues don Pepote se ha ido a Cádiz y se ha puesto de erizos de mar que se le salían por las orejas. …Y don Pepote tuvo que soportar una letrilla picante acerca de su afición a convidar a langostinos a costa del Tesoro de la Junta, hala, más langostinos, echa langostinos, que paga el contribuyente, otra de langostinos, y venga a tirar con pólvora del rey.
…y empezó a trasegar erizos, ¡Dios mío!, a este tío le van a salir púas en el obligo, hasta terminar con los disponibles, y eso que la festeta se llamaba precisamente «La erizada». …¡jo! con don Popote, tiene cuatro estómagos, como los rumiantes,…y después de dar cuenta de los erizos,  se fue al restaurante que llaman El Faro, …y más tarde todavía, le quedó lugar en las tripas para cenar en otro restaurante llamado Viena, que allí cenó …Y, claro, el cólico.
O sea, que se le produjo el retortijón, y empezó a zurrarse, a escagarrurciarse y a proveerse  y se iba por la pata abajo y por el esófago arriba. …Lo que les hace falta a estos chicos es un descanso en el poder. Decían que podían meter la pata, pero no la mano; bueno, pues meten la pata, las dos manos y la boca, que es que comen  con avaricia, tragan con voracidad …Como no los salven las urnas, cascan de cólico, de plétora o de hartazgo.
Con tanto comer, no me extraña que luego quiera aliviar el vientre en el primer lugar que se le ocurra o que tenga a mano….cuando don Pepote cierre la boca y abra el aliviadero, hay materia como para abonar las marismas, la serranía de Ronda y los olivares plateados de Jaén, las costas de Málaga y los cármenes de Granada…”
Pasados los años hemos visto esta “impresionante fotografía”  de una inmensa mariscada,  tomada en un restaurante de Bruselas, del portavoz de IU en el Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos y el ex gerente de Mercasevilla, Fernando Mellet.  Para contrarrestar la versión de ABC, los protagonistas del “frugal refrigerio” han contado que dicha mariscada se celebró en Bruselas, a donde viajaron para participar en una feria del marisco en la que había «1.500 empresarios» y que fueron allí «para estrechar lazos con el sector y para trabajar».  Según Torrijos, fue a Bruselas a «trabajar en una apretada agenda».

 La mariscada salió por  más de mil euros y fue pagada con dinero público. El aludido portavoz de IU en el Ayuntamiento sevillano, Antonio Rodrigo Torrijos, ha salido a defenderse de la  foto en la que sale él comiendo márisco con el principal imputado en el caso Mercasevilla, Fernando Mellet, arremetiendo contra ABC. Los periodistas preguntaron  si él puede afirmar que la comida se pagó con dinero público, y Torrijos ha contestado que «quién hizo la afirmación que lo demuestre», añadiendo algunas perlas más:

«En mi opinión, Izquierda Unida y yo sufrimos una campaña de ciertos agentes para construir una imagen pérfida que está fuera de mi forma de ser. La derecha, que está detrás, tiene una pata mediática que sabe que produce crispación ciudadana», calificando a ABC de  «insaciable», «impresentable», «amoral» e incluso «fascista».

El delegado de Relaciones Institucionales e Infraestructuras para la Sostenibilidad se adelantó a la foto en ABC, la colgó en su blog personal y se niega

«a vivir como hace cuarenta años con el miedo y el ocultamiento». “Las instituciones públicas o empresas invitan a comer con regularidad, y que en la mariscada que aparece en la fotografía había más personas”. «Se supone que Arenas y Rajoy pueden comer marisco, pero los demás no, ¿hasta dónde vamos a llegar?». Torrijos llama a «la serenidad de los demócratas y a la profesionalidad de los medios de comunicación para que no entren en la cruzada», con la que  se pretende eliminar la izquierda del Ayuntamiento de Sevilla  y «se empieza por ahí y acaban arrinconando a los demócratas sean de la ideología que sea».

 Cree el concejal Torrijos que los adversarios le critican por comer mariscos y declararse de izquierdas. Está muy equivocado. Se le critica por comerse una mariscada a cuenta de los ciudadanos a los que dice representar.

Con su peculiar forma de defensa nos recuerda la anécdota que se cuenta de Danton, tras proclamarse la Revolución Francesa. Muchos de  sus dirigentes se habían educado en la aristocracia del antiguo  régimen. Danton era conocido por  sus gustos exquisitos  en el comer y el vestir. Dicen que un día se encontraba en el restaurante Palais Royal, (después cambió a Palais Égalité), presto a engullirse  una perdiz trufada. Unos compañeros  revolucionarios le reprocharon  que  comiera en público un plato de ricos y nobles. Danton se defendió diciendo:
"Cuando he llegado aquí me han dicho que esta perdiz era para un duque, y como buen republicano que soy he impedido  que el duque se la comiera".

La anécdota de la perdiz, verdadera o falsa, (si non è vero, è ben trovato),  es un ejemplo del despilfarro y la hiopocresía  de la izquierda cuando ejerce  el poder. Hoy nos sonrrojamos de las mariscadas en Bruselas y en España, predicando el igualitarismo social en el lujo y en la comida. La ostentación y el despilfarro de derechas o de izquierdas debe considerarse  indecente  cuando se hace desde un  cargo público y  con dinero del erario, y aún más impresentable si quien lo hace  se proclama  representante de los trabajadores y de las clases más desfavorecidas..

1 comentario:

  1. He leido completo ese articulo del COLICO de J.Campany y es fenomenal, yme he reido a mas no poder. Y veo que no han pasado los años porque siguen haciendo lo mismo "jartándoseW" de comer gratis

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