21 de julio de 2021

ESTÚPIDO OPTIMISMO

 El optimismo ilusionante no solamente es beneficioso sino también necesario. La humanidad entera precisa mirar al futuro con una sana ilusión que le aleje de las tristezas que sin pedirlas nos trae la vida. Pero si ese optimismo viene cargado de falsedad y engaño, más pronto que tarde se descubre y el entusiasmo se vuelve frustración. Esa es, por desgracia, la situación en la que puede encontrase España en el momento actual: con herramientas equivocadas se construyó un mal diseño y se prometió lo que no se podía dar ni conseguirse. Y al cabo de pocos meses la realidad se impuso a la ficción, y el falso optimismo se convirtió en desánimo y apatía.

Decía William George Ward, persona tan interesante como desconocida, que el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas. ¿En cuál de esas tres categorías encuadramos a nuestro actual presidente del Gobierno?

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ESTÚPIDO OPTIMISMO

(De mi puño y tekla)

Tras ser remodelado el Gobierno, reciente y caprichosamente, de tal forma que ni los más allegados lo esperaban, Sánchez, una vez más, ha dado por consolidada una nueva etapa política. La pandemia queda postergada “según su personal criterio” y ha llegado la hora de centrarse en la recuperación económica y demás políticas sociales.

En otro sentido, el presidente del Gobierno obvió que la quinta ola del Covid que ha multiplicado los contagios en escasos días y ya está arruinando la temporada turística por segundo año consecutivo, circunstancia que parece ser totalmente ignorada por el Jefe del Ejecutivo.

El Gobierno explotó al máximo la vacuna como el elemento primordial de propaganda, pero no ha conseguido impedir la quinta ola en la que está inmersa España ni parece que se alcanzará la prometida inmunidad de grupo a mediados de agosto que propuesta como como hito histórico.

El guion se orienta hacia un Gobierno más femenino, con caras nuevas y un discurso positivo con proyectos regados por una lluvia de millones de los fondos europeos que empezará a llegar en las próximas semanas para iniciar la reconstrucción anunciada.

Sánchez vende optimismo cargado de proyectos, cuando en nuestro país y al margen de sus estupideces, lo peor está por llegar tanto en el aspecto social como en el económico.

Los problemas sanitarios, lejos de solucionarse, parecen agravarse cada día: el aplazamiento obligado de vacaciones del personal técnico crea malestar en ese sector y la suspensión o aplazamiento de operaciones no urgentes infunde frustración de mal servicio en los pacientes. A todo lo anterior han de sumarse las dificultades existentes para los nuevos ingresos hospitalarios propiciadas por una quinta ola que tiene atrapados a los más jóvenes. A ello debe unirse una serie de despropósitos de toda índole que no se solucionan a golpe de estúpido optimismo del Señor de la Moncloa.

Atentamente.

 José-Tomás Cruz Varela

Ex Director de RR.HH. Málaga.

 

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