3 de diciembre de 2017

21-D. IMPREDECIBLES RESULTADOS

Tiene razón nuestro colaborador José-Tomás Cruz Varela: los resultados de las autonómicas catalanas son impredecibles y decisivas. Mientras que unos se las toman como plebiscitarias, los constitucionalistas lo hacen como un ejercicio de liberación de tanto independentismo supremacista. Pase lo que pase, el problema catalán seguirá, y tendremos que seguir conviviendo con él. El enfrentamiento entre la razón y el sentimiento apasionado, por no hablar de fanatismo,  no suelen superar una frágil entente. 

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21-D. IMPREDECIBLES RESULTADOS
(De mi puño y tekla)

    Ciertos políticos españoles, catalanes incluidos,  por su comportamiento, podrían perfectamente ser considerados como una falta de respeto hacia la ciudadanía. Una vez más, y para no romper el hábito, el incalificable Puigdemont, con motivo de la presentación en Brujas de su lista para el 21-D, repleta de independientes, inició su intervención apelando a la represión del gobierno central, contra los que él considera como “legítimos” representantes de Cataluña, es decir, los suyos. A lo largo de su manida perorata, rayana en la incongruencia, se permitió la licencia de preguntarse y preguntar al auditorio como es posible que una candidatura deba presentarse en el exilio, cuando fue él y algunos de sus consejeros los que le acompañaron en la huida a Bruselas.

   Alegar sin el más mínimo recato que los próximos comicios autonómicos catalanes son los “más trascendentales de la Historia”, representa una de  las más supinas imbecilidades, discriminando e impidiendo que sean otros los que osen permitirse la licencia de participar, que por lo visto solo a él corresponde, como igualmente negar descaradamente la legitimidad de los partidos defensores de la Constitución.

   El ex presidente Puigdemont, aunque lo niegue, interpreta el 21-D como un acto plebiscitario sobre el artículo 155, y de paso aclararle al Estado y a Europa que la democracia en Cataluña no se toca, retando a la oposición constitucionalista  y hasta el mismísimo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, a ser reconocido actualmente como presidente y representante de la voluntad del pueblo catalán. Mayor demagogia imposible.

   Habrá que esperar que nos depara el próximo numerito circense del 7 de diciembre, si llega a celebrarse ante las instituciones europeas, bajo el lema de “Europa ¡¡Despierta!! Ayuda a Cataluña”. Incongruencias más fuertes hemos soportado. Al ex presidente Zapatero (PSOE), responsable en parte de muchas de nuestras desdichas y experto contador de nubes lo aguantamos dos nefastas candidaturas. Lo que demuestra que la capacidad de los españoles para tolerar a iluminados no tiene parangón.

   Elecciones aparte, la figura de este insensato político, lo que comunica es: inseguridad, improvisación y desconcierto en sus decisiones,  con lo cual lo único que consigue es perturbar aún más el complejo ambiente en que se están desarrollando los acontecimientos de la precampaña. Pretende resultar original y solo ofrece vulgaridad y burda extravagancia.

   Hasta ahora, lo único tangible e igualmente criticado fue proyectar una imagen de un  líder fugado sin que policías y jueces españoles hayan logrado capturarle. A su favor, relativamente, es innegable que desde hace meses viene apareciendo en la primera página de los periódicos y restantes medios de comunicación y tertulias de debate, siendo citado hasta convertirse en este último mes en una atracción turística mas como la Gran Plaza el Manneken Pis. Es muy fuerte leer que Moncloa (Mariano Rajoy) congela sus proyectos para atender solamente a Cataluña.

   Lo cierto es que al margen del interés que pueda despertar la candidatura del estólido Puigdemont a un mes vista de las elecciones entre parte de la población catalana, partidos , políticos y medios, por mucho que encuestas y sondeos de opinión lo presenten como un fenómeno político, al resto de los españoles les importa un bledo, deseando que cuanto antes se celebre la confrontación.

   No existen programas o por lo menos no se conocen ni discuten. Todo es sentimentalismo y un exacerbado espíritu de manifestación unido a un gran contenido de mentiras, despropósitos, difamaciones y hasta los deseados muertos en la calle. El "proces" fue un "sueño" colectivo como también lo fueron sus defensores e impulsores aunque con deseos contradictorios. Las tensiones crecen y el populismo envenena la campaña, En esta ocasión es mucho lo que está en juego a nivel socioeconómico y todo ello sin  citar los terribles odios que están concitando entre las propias familias. La gran duda es  conocer lo que sucederá a partir del día 22 en función de los resultados, posibles pactos, etc......¡¡Tiempo al tiempo!!

Atentamente.

José-Tomás Cruz Varela

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