3 de abril de 2013

Aquel 12 de octubre de 1936 en Salamanca . El último acto público de Unamuno

Lo que realmente sucedió aquel 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca quizás nunca lleguemos a saberlo, debido al silencio intencionado de unos y a las deformaciones malintencionadas  de otros.

Persiguiendo un objetivo muy diferente, me he encontrado sin pretenderlo en un debate histórico de ideas del que me niego a salir hasta que tengamos suficiente base documental para que cada cual se quede con lo que crea más conveniente y conforme su propio juicio crítico,  porque nadie tendrá la verdad absoluta, me temo…

En la página 414, de la obra "La vida de don Miguel",  de E. Salcedo se encuentran las palabras escritas por Don Miguel de Unamuno en la carta a él dirigida por la esposa del pastor protestante a quien pretendía ayudar.
Hemos visto hasta hora la versión de Hugh Thomas apoyado en Luis Portillo, “The Golden Horizon”, escribió en “La Guerra Civil Española. 1936-1939”. Muy parecida ha sido la del historiador Gabriel Jackson, aportada por el lector y colaborador del blog, “Al sur de Castilla”. Hemos continuado con el artículo que José María Pemán, asistente al acto,  publicó en ABC sobre este asunto, muy diferente de lo anterior. Y hoy traigo el relato, quizás el más objetivo y documentado, que Emilio Salcedo hace en su obra “La vida de Don Miguel”, con prólogo de Pedro Laín Entralgo, de Ediciones Anaya. En su segunda edición corregida, 1970, páginas 413-416, podemos leer lo siguiente:

En el Paranifo, por última vez
“Cuando el día 11 habló con el vicerrector le encargó a éste que presidiese el acto religioso. Al repasar el programa del acto académico, Madruga le preguntó si pensaba intervenir y don Miguel contestó:
—No, no quiero hablar, pues me conozco: cuando se me desata la lengua.
El acto literario en honor de la festividad de la Raza se celebra a Paraninfo lleno. Preside don Miguel, que ostenta en el acto presentación del general Franco. A su izquierda se sientan el presidente de la Audiencia, don  Manuel del Busto, el delegado de Hacienda,  don Benito Jiménez  Ezguerra,  y el general Millón Astray; y a la derecha, el gobernador civil, don Ramón Cibrán Finot; el teniente coronel don Miguel Pérez Lucas, en representación del coronel gobernador militar; el presidente de la Diputación, don Francisco Márquez, y el alcalde de Salamanca, don Francisco del Valle. Comenzado el acto, llegó al Paraninfo la esposa del jefe del Estado, doña Carmen Polo de Franco, cuya presencia iba a ser decisiva para evitar una trágica e irreparable catástrofe momentos después. Acompañaba a la esposa de Franco el ayudante de éste, teniente coronel Díaz Varela, y la escolta formada por una escuadra la guardia de palacio. Entró, con breves minutos de diferencia, el obispo de Salamanca, don Enrique Plá y Deniel. La presidencia se alteró: doña Carmen Polo de Franco pasó a ocupar un sillón a la derecha del rector y el obispo a su izquierda.

Unamuno abrió el acto anunciando  que ostentaba la representación de Franco. Después hablaron don José María Ramos Loscertales, el dominico P. Vicente Beltrán de Heredia, don Francisco Maldonado de Guevara y don José María Pemán.

El tema de todos los conferenciantes es, fundamentalmente, de circunstancias. Ramos habla de imperio, de las esencias históricas de la raza; el P. Beltrán de Heredia, de la obra de ilustres maestros de Salamanca sobre América,   especialmente   la   influencia   del P. Vitoria;  Maldonado,   siempre  barroco, se extendió en un juego conceptual aplicado al momento político, y Pemán, que empezó agradeciendo a Unamuno la invitación que éste le había hecho para hablar en la universidad, hizo glosa actual y política del momento.

Ha comenzado a hablar el primer orador y don Miguel ha sacado del bolsillo de su chaqueta la carta que días atrás le envió la mujer del pastor evangélico. No necesita releerla para saber lo que dice. Con lápiz,  nerviosamente,  escribe unas palabras que van a ser el guión de un comentario que decide hacer para cerrar el acto

Ha concluido el último orador y cuando los aplausos se apagan don Miguel se pone en pie. Reconstruir lo que dijo es tarea casi imposible, porque la pasión ha falseado la memoria en unos y otros, omitiendo palabras a veces y en otras inventando una fraseología nada unamuniana.

Con muchas reservas me atrevo a brindar un posible resumen. Don Miguel, en pie, con la cuartilla doblada en la mano, con voz más velada e incisiva que nunca, con aire de indignación, rompe el silencio que se ha cernido sobre el atestado Paraninfo.

— Dije que no quería hablar, porque me conozco; pero se me ha tirado de la lengua y debo hacerlo. Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo he hecho otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. Vencer no es convencer y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión; el odio a la inteligencia que es crítica y diferenciadora, inquisitiva, más no de inquisición. Se ha hablado también de los catalanes y los vascos, llamándoles la anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis. Ese sí es Imperio, el de la lengua Española, y no...

El general Millán Astray, sentado en un extremo de la presidencia, golpeó con su única mano la mesa presidencial, poniéndose en pie e interrumpiendo al rector. Varias veces antes ha dicho en voz bastante alta: “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?” Tras su sillón, con la metralleta, estaba recostado en la pared el más fiel guardián del general. Su despertar del letargo fue acompañado del gesto automático de poner el arma a punto. El general pronunció muy pocas palabras, justificando la situación del hombre de armas, los motivos del levantamiento militar y, al fin, perdido el control, debió hacer retemblar las bóvedas del Paraninfo, aunque no se movieron, cuando bajo su ámbito se oyó el grito de: “¡Mueran los intelectuales!” y “¡Viva la muerte!”.  Unamuno inició la réplica dirigiéndose directamente al general y éste vuelve a hablar cuando en el Paraninfo estalla ya el escándalo. Los legionarios que asistían al acto se agrupan y entonces la serenidad de la esposa del jefe del Estado salva la situación. Doña Carmen hace una seña a su guardia, que avanza hacia la presidencia. Millán Astray casi le grita a Unamuno: “Dele el brazo a la señora”. La mujer de Franco toma del codo a don Miguel y tira de él, mientras el viejo se deja llevar. Don Esteban Madruga, sentado en los escaños laterales, se levanta y va hacia Unamauno cuando la escolta de palacio cierra guardia en torno a don Miguel. El tenso silencio de unos minutos de estupor se ve sucedido ahora por el griterío de quienes desde todos los sitios abuchean a Unamuno y le hacen gestos amenazadores…. Don Miguel se deja llevar y parece sólo un pesado saco de carne. En su conciencia acaso ha nacido el convencimiento de que está viviendo en un siglo que no es el suyo A la puerta de la universidad, al ser llevado hasta el coche del cuartel general, tropieza y es doña Carmen Polo quien tiene que sostenerle. El coche en el que van con Unamuno don Esteban Madruga y el jefe de la escolta de palacio enfila la calle de la Rúa hasta la casa de don Miguel.” »
Hasta aquí todos los testimonios escritos que he podido conseguir, suficientes para seguir con la duda racional de lo sucedido aquel día 12 de octubre  durante la celebración del Día de la Raza en el Paraninfo de la Universidad salmantina.

4 comentarios:

  1. He leído con suma atención esta nueva versión que nos trae el administrador del blog, y me parece la más convincente de las cuatro dadas, aunque nunca llegaremos a saberlo con total certeza. Quiero agradecer al director de este blog el mérito de haber reunido las distintas versiones de los hechos del Paraninfo de la Universidad de Salamanca con Unamuno como actor principal, pues nos ha de mostrado que con esfuerzo, trabajo e investigación puede llegarse a conocer los hechos con mayor profundidad que la que nos llega de la publicidad interesada de unos sectores o de otros.

    ResponderEliminar
  2. ESTIMADO DUEROBAJO, INTERESANTE COMO SIEMPRE TU ARTICULO, PERO NO ME RESISTO A COMENTAR QUE NOS ENCONTRAMOS AHORA MISMO ANTE UN RETO Y UN DEBATE QUE ME PARECE MUY IMPORTANTE, QUE ES EL QUE AFECTA A LA CORONA, QUE EN DEFINITIVA ES UNA INSTITUCION DEL ESTADO Y PARECE QUE A ALGUNOS, INCLUIDOS SUS MIEMBROS, SE LES HA OLVIDADO.
    LO QUE ESTA OCURRIENDO PUEDE AFECTAR AL FUTURO DE ESPAÑA Y ME GUSTARIA CONOCER TU OPINION Y LA DE LOS LECTORES DEL BLOG, TODOS ELLOS PERSONAS SENSATAS, FORMADAS E INTELIGENTES TAL Y COMO SE PUEDE COMPROBAR EN LOS COMETNARIOS, SOBRE ELLO.
    TAL VEZ UN ARTICULO SOBRE LA MONARQUIA PARLAMENTARIA, LO QUE SUPONE O DEBIERA SUPONER, PUDIERA RESULTAR ACTUAL.

    ES UNA IDEA, POR QUE ME PARECE QUE SE PODRIA ABRIR UN DEBATE INTERESANTE PARA TODOS.
    UN SALUDO,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema de la monarquía no tiene por qué soslayarse ni taparse. Es un debate poliédrico que siempre ha existido y que existirá. ¿Es Juan Carlos el problema o lo es la forma de estado, monarquía parlamentaria? ¿Debe ser la monarquía con la base hereditaria una institución prolongada en los siglos?

      Lo que no entiendo muy bien es por qué quienes eligieron mediante referendum este sistema hoy piden su estudio, reconversión, anulación...cuando en el mismo paquete constitucional iban temas tan diversos como el de las autonomías. Mientras que ahora unos piden el aumento de sus competencias, otros muchos y más numerosos piden su disminución.

      ¿Es el tema de la Monarquía el mayor problema que tiene España ahora? Si bien es cierto que el Rey como moderador no hizo demasiado cuando el Estatuto de Cataluña, ¿Qué harán ahora los partidos frente a un separatismo creciente, catalán y vasco? ¿No les interesará ahora mismo que se suprima la Monarquía como vínculo entre españoles con la vista puesta en otras metas?

      ¿Recuerdas la expresión "Prefiero una España roja que rota"? No la dijo ningún monárquico entonces, y hoy no sé quien la mantendría vigente.

      Personalmente, prefiero que se resuelvan antes otros problemas que tenemos planteados ahora mismo, y con la tranquilidad suficiente podamos encarar el tema monárquico desligado de otros debates. La forma de un Estado no puede estar al capricho de unas personas, sino de toda una nación

      Lo que tengo muy claro también es que la institución monárquica debe ser ejemplo de vida y ejemplarizante, pues tiene más prebendas y privilegios que obligaciones. Si no lo cumpliera, alguien volverá a repetir que la "Monarquía caerá como fruta madura".

      La vida es cíclica y aunque nada se repite de igual manera, parece como si esto ya lo hubiéramos vivido antes.

      Saludos, y seguro que seguiremos con este tema tan apasionante con demasiados ingredientes tanto intelectuales como sentimentales.

      Eliminar
  3. El Rey ha borboneado con la izquierda encantado de la vida, hoy Rubalcaba pide una reforma constitucional, ente otras novedades, transparencia en el patrimonio del Rey, parece que le están enseñando el camino de Cartagena.

    ResponderEliminar

Los comentarios con lenguaje inapropiado serán borrados