17 de agosto de 2015

El "comando cultural" y la unidad popular

El 10 de febrero de 1931, Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón y José Ortega y Gasset firmaron el “Manifiesto de la Agrupación al servicio de la República”. En él se hablaba de España, de los españoles y del Estado Español, y se hacía un llamamiento a "todos los españoles de oficio intelectual”. En octubre del año siguiente, la Agrupación se disolvió al constatar la escasa capacidad que mostraban sus mensajes, bien articulados ideológicamente y literariamente bien construidos,  contra las proclamas de los partidos políticos extremistas de aquellos años. 

A lo largo de los dos últimos siglos han sido innumerables los manifiestos de distinto signo que se han dirigido a los españoles - ciudadanos - pueblo – gente. Siempre han destacado, y especialmente desde 1977, aquellos de ideología izquierdista por su asiduidad y el compromiso de los autodenominados “representantes del mundo de la cultura, intelectuales y artistas, actores y actrices, cómicos y humoristas, cineastas y asimilados” que los alientan. Su notable popularidad no supera la influencia intelectual ejercida por aquella Agrupación y, vistos los resultados,  su contribución no es determinante en una sociedad centrada e instruida.

 El más reciente, por ahora, es el denominado  “MOVER FICHA POR LA UNIDAD POPULAR”. Aunque sean, mayormente, gentes del cine quienes lo apoyen, no faltan entre sus filas  agudos humoristas que no se han  percatado de inoportunas erratas (“al servicios de la gente”, “Tomos somos”, “precaridad”)  que aparecen y con las que hubieran realizado ocurrentes chistes y divertidas mofas, de haber sido otros sus autores.

Los escritores, dramaturgos y periodistas firmantes tampoco han  mostrado reparos,  aunque lo hayan pensado, sobre  las deficiencias sintácticas (“…para desalojar de la Moncloa a Mariano Rajoy, al bipartidismo y a las políticas de austeridad”, “…mientras los partidos políticos del cambio han asumido el papel que les ocupa, herramientas para que la ciudadanía tome las instituciones”) que rebajan la estructura del texto.  Y aunque se muestren de acuerdo con ese “progre modus loquendi” del lenguaje desdoblado, no lo prodigan en sus obras literarias, porque saben que el uso  del masculino genérico no es sexista. Algunas de las expresiones utilizadas (“…lo mejor de todas y todos aquellos que…”, “…que juntas y juntos aportando lo mejor de cada uno”)  ni siquiera cumplen con su objetivo de generalizar un lenguaje no sexista y no excluyente.  ¿Qué tal hubiera quedado  “…lo mejor de todas aquellas  y todos aquellos que…”, o “…lo mejor de todas y todos aquellos  y aquellas que…”, “…que juntas y juntos aportando lo mejor de cada una y cada uno”? Muy pesado,  sin duda, pero más coherente. La reiteración de sonidos aburre a la vista, ofende al oído y resulta antiestética.

¿Agradecerán  los músicos la belleza de unas rimas en prosa? A los que a ello se dedican, la sonoridad y la "musicalidad" interna les brota espontáneamente: “Reivindicar una política diferente al servicio de la gente, “Tomos somos conscientes de que este proceso es enormemente complejo y requiere aprender rápidamente de la cambiante realidad”.

Han publicado ya tantas declaraciones estos pensadores del “mundo de la cultura” (con algún cultureta incluido) que lo dicho una vez sirve para la siguiente, con ahorro de tiempo y esfuerzo:

“La gente no entendería que se antepusieran banderas partidistas por encima del interés común. Por eso reclamamos a los actores políticos clave que den un paso adelante  con audacia y responsabilidad, para crear un espacio común desde el que se pueda trabajar para recuperar la Comunidad de Madrid y ponerla al servicio de la ciudadanía”. (Manifiesto: Merecemos otra comunidad de Madrid)

“La gente no podría entender que en estas elecciones generales se pusieran banderas partidistas por encima del interés de la ciudadanía y las posibilidades del cambio.” (MOVER FICHA POR LA UNIDAD POPULAR)
 Su experiencia en lemas, consignas, pancartas y rótulos hace que los títulos que confeccionan sean un ejemplo claro de difusión ideológica en favor del pueblo maltratado por la minoría opresora. Suelen alardear de originalidad, pero en este caso han preferido la reiteración y el más puro eclecticismo de sus corrientes de pensamiento. Aprovechando el epígrafe de los camaradas chilenos, “Manifiesto de los cineastas por la Unidad Popular”  y el de Podemos, previo a las elecciones europeas de 2014, “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político” han obtenido el sugerente y novedoso titular: “MOVER FICHA POR LA UNIDAD POPULAR”.

Aunque la declaración de los que dicen dedicarse a la cultura no parece haber buscado la perfección en las formas, encierra, sin embargo, un sagaz mensaje de viejas ideologías envuelto entre eufemismos, que analizaremos con mayor detalle en la próxima entrada.







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