9 de diciembre de 2013

Sobre la discutida y discutible democracia interna en el Partido Popular (I de IV)


Cuenta Luis Carandell en su libro “Las anécdotas de la política. De Keops a Clinton” (pág. 101, Ed. Planeta, 1999) un sugerente  pasaje sobre la fidelidad de los individuos  a las ideas políticas y su comportamiento coherente respecto de ellas:
“Ser fiel a sí mismo es una virtud suprema en el hombre y, para un político no hay mayor alabanza que decir de él que es fiel a sus propias ideas. Sin embargo, la política lleva a los que la practican a cambiar esa fidelidad por otra muy diferente. La definió un diplomático inglés que se encontraba en la Corte de Francia en el momento en que Cromwell emprendía las acciones que terminarían con la decapitación de Carlos I de Inglaterra.
 Un dignatario francés le preguntó al diplomático inglés si estaba a favor del rey o del futuro protector.
El diplomático contestó: Yo soy solamente un fiel servidor de los acontecimientos”.

Si importante es saber cómo se ven los políticos a sí mismos en el ejercicio de sus funciones, lo es también saber cómo los percibe el pueblo llano. La crisis que hoy vivimos está influyendo negativamente en el concepto que los votantes tienen de los políticos profesionales y aficionados, pensando que “todos son iguales: corruptos, los mismos perros con distintos collares, despilfarradores del dinero ajeno, aprovechados, inútiles, sumisos a sus jefes, privilegiados que viven y medran en una burbuja de cristal alejados de los ciudadanos,…" y toda una larga letanía más de calificativos sonoros y llamativos. 

Lo cierto es que esa desmesurada apreciación se la han ganado los interesados a pulso  y, a veces,  merecidamente,  debido a su ceguera ante los hechos. Su obsesión por continuar indefinidamente con su peculiar “modus vivendi” y su pretensión de aparecer como imprescindibles e insustituibles los delata y los identifica como parásitos del sistema. Sus acciones de baja calidad democrática  contribuyen al nacimiento de una corriente antipolítica que puede terminar con la asumida y pregonada “estabilidad y alternancia bipartidista”, tan beneficiosa para los  dos grandes partidos y sus acríticos servidores, como perjudicial para los ciudadanos de a pie.

En vez de aprovechar esos partidos políticos  esta situación para regenerarse, reformular sus estructuras y renovar sus ideas,  se han albergado bajo una cúpula impenetrable, protegidos por una aureola de "dontancredismo". Esperan que el temporal amaine, las aguas vuelvan a sus cauces anteriores y los votos  perdidos, a las urnas y a sus siglas; pero todo será en vano mientras no seduzcan de nuevo  a los votantes  con ideales de mejora  y de transparencia democrática. Cuanto más tiempo tarden en conocer las causas del problema y poner enmienda, menos oportunidades tendrán de suavizar las consecuencias.

En estos tiempos de penurias morales y  económicas  aparecen demagogos oportunistas, de uno y otro signo, conscientes de que es más fácil y rentable,  a corto plazo,  destruir los restos que aún permanecen que cimentar sobre ellos. Saben que las ideas antisistema y los halagos llegan mejor a quien está harto de políticos gastados que los razonamientos complejos con carga de esfuerzo y sacrificio. Y además confían en  la colaboración de la naturaleza humana que no faltará:"En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver pero pocos comprenden lo que ven" (N. de Maquivelo).

Los políticos acomodaticios anuncian y pregonan lo que los votantes desean oír aunque carezca de fundamento,  y hacen carrera, corta pero nociva, con su capacidad de mimetismo en cada ambiente,   reivindicativo preferentemente. Lo peor no está en su funambulismo calculado, sino en su comportamiento sin convicciones y sin visión de futuro.

 Los que se dedican  a la política profesional deben tener los sentidos listos para captar las corrientes de pensamiento que traen los nuevos tiempos. Esa capacidad  es conocida como “instinto político”, y solo algunos saben elegir el lugar y el momento oportunos. Si además de eso se acompañan de congruencia en su vida privada, muestran ejemplaridad  y dan contenido a la doctrina que transmiten (hueca, muchas veces), se convertirán en auténticos líderes. Por el contrario, los demagogos populistas, caudillos efímeros  en un momento de confusión, son pronto conocidos. A. Lincoln los identificó hace ya muchos años: “You can fool some time all the people; you can fool some people all the time. But you can not fool all the people all the time”.


En este contexto de líderes y demagogos, de políticos y vividores de la política, de renovadores de ideas y  estructuras y de sus mantenedores a toda costa y contra corriente, algunas personalidades del PP (Esperanza Aguirre, José Ramón Bauzá y A. Vidal Cuadras entre otros…) han lanzado a su partido y  a la sociedad entera  unas propuestas que han sido contestadas, aunque no rebatidas, por compañeros portavoces  oficiales. Lo democrático es que unos argumentos sean refutados con otros de igual o mayor peso, y no rechazados y desprestigiados con palabras más próximas a ciertos intereses  de supervivencia política la que a la verdad.   

(Derecha, E. Aguirre)

Lo relevante de este sutil y parco debate de ideas (ojalá lo fuesen todas) es que la democracia interna del Partido Popular no sea ni tanta ni tan profunda como algunos alardean y que haya  llegado en el momento presente  la necesidad de “remover las aguas demasiado quietas de la vida interna de los partidos”  y la conveniencia de  preparar el futuro: “el partido que  antes dé pasos para democratizar por dentro y acercar a políticos y ciudadanos afrontará con ventaja la próximas elecciones”. (E. Aguirre)

En las próximas entradas analizaremos las sugerencias y propuestas de unos y los rechazos de otros. Creo que el tema no nos dejará ni fríos ni indiferentes.

8 comentarios:

  1. Me ha parecido muy oportuno por la que le está cayendo a ese partido y tengo que felicitar al autor porque está realmente bien escrito. Me suena muy bien lo que dice. Estaré atento a la serie que anuncia a ver si está en la misma línea.

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  2. ¿Pero hay democaracia interna en el PP? Desde cuando que no me he enterao

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  3. A Duerobajo:
    Hablar de democracia interna en el Partido Popular corresñponde a sus militantes y solo a ellos. Los ajenos sobran. Si la tienen mejor para ellos, y si no la tienen que la pidan. Eso quiero decir

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    1. Por la Sociedad Civil y las Libertades Públicas9 de diciembre de 2013, 21:24

      Estimado anónimo, la democracia interna del PP y otras organizaciones políticas es una cuestión pública, le recomiendo se ilustre en la legislación vigente, LEY DE PARTIDOS POLITICOS, mancillada un día sí, y otro también por los cuadros de los partidos.

      Nuestro amigo, anónimo, sin querer, ha dado en la clave de bóveda del problema, la legitimación de la falta de democracia interna de las organizaciones políticas.

      La mayoría de los políticos son honrados, la mayoría de afiliados de partidos políticos, militan de buena fe. Si bien, la complacencia de todos ellos con las actuaciones democráticas carentes de esencia democratica pertienen que el Estado de Derecho sea suplantado por el Estado de los Partidos, la conocida partitocracia.

      Recomiendo, a nuestro amigo anónimo lea dos artículos recientemente publicados: "El descredito de los políticos", Pilar Cernuda en Diario de Buros, 9 de diciembre de 2013, pág. 41, y, un artículo de Mario Conde, blog: Fundación de la Sociedad Civil, "Una Constitución que nació vieja", 8 de diciembre de 2013.

      Convendrá nuestro estimado y amable amigo, anónimo, que la carencia de funcionamiento democrático de los partidos políticos es una cuestión que preocupa a personas inteligentes, le invito se sume al selecto grupo de personas preocupadas por las libertades públicas.

      Por cierto, en los últimos días, A. Garrigues Walker, en una entrevista del Diario Independiente, El Pais, mantenido por el Partido Popular, se manifestaba en términos muy preocupantes, los partidos políticos carecen de capacidad de regeneración democrática.

      En fin, Sr. Anónimo, si decide seguir cómodamente instalado en sus postulados, lo lamento, esperemos no lamentar las graves consecuencias que puede acarrear, cuando el sistema carece de regeneración, se abre una vía peligrosa, la ruptura.

      Sr. Anónimo, súmese a la regeneración, la esclavitud política es el deceso de la inteligencia y de las libertades.

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  4. Dos apuntes solamente. El primero es felicitar al autor del comentario anterior porque refleja el sentir de la mayoría de los ciudadanos libres de esta vieja nación. Los partidos tienen que ser democráticos, porque si ellos no la practican cómo vamos a creer en su democracia. Me sumo a todo lobien dicho anteriormente.

    El segundo es para el administrador del blog, que es para que subsane una omisión. Se lo digo con cariño porque le sigomucho y es meticuloso en sus cosas pero ahora se ha olvidado de poner la traducción de esa cita que está en inglés y que me imagino que sea muy buena. Gracias porque la va a poner en nuestra lengua y yo siento mucho no entender la otra, pero es qeu yo estudié unpoco de francés y mal

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  5. Brevemente y con retraso involuntario:
    a) La mayoría de ideas son respetables aunque no se compartan, y no todas no lo son ni lo serán.
    b) Estoy en la línea expuesta del comentario más extenso, y del siguiente al que agradezco la sugerencia que trataré de cumplir.
    c) La referida cita de A. Lincoln “You can fool some time all the people; you can fool some people all the time. But you can not fool all the people all the time” la entiendo y traduzco así: “Puedes engañar durante un tiempo a todo el mundo; puedes engañar a una parte de la gente durante todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo durante todo el tiempo”.

    Saludos

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  6. Al partido popular se le presenta un futuro interesante en España y en Aranda a la caida de voto en las encuestas se suma la division interna. Veremos en lo que acaba y si llegan al final

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  7. Vidal Cuadras no estará esta vez en las listas del PP al Parlamenteo Europeo y formará otro partido o se unirá a cierto movimiento que se está moviendo

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