16 de noviembre de 2012

De "charnegos, maketos y coreanos" (II de II)

 
En la entrada anterior anuncié un artículo publicado hace casi treinta y cinco años en un periódico bilbaino, y que consideraba una delicia para la sensibilidad humana y bálsamo para el alma, además de un perfecto texto literario. Conservo, con cariño,  el trozo de papel, envejecido y amarillento por el paso de los años, y  que releo cuando las circunstancias socio-políticas lo aconsejan, como en estos momentos de tensión ciudadana. 

De su autor no conozco, y lo siento mucho,  nada más que  el nombre: FEDERICO DE MADARIAGA, a pesar de haber buscado más   información. Sé que fue publicado en la desaparecida (enero de 1984) "HOJA DEL LUNES"  de Bilbao el 29 de mayo de 1978, por el reverso de la página. Sólo por este artículo merece un  reconocimiento especial su autor, aunque imagino que toda su obra será de la misma calidad humana y literaria. ¡Gracias  por hacernos pensar y sentir, a pesar de los años transcurridos, emociones profundas y verdaderas!


…SIN DISTINCIÓN DE RAZAS NI DE RELIGIÓN
La tierra de todos
Recuerdo perfectamente cuando, desde el comienzo de los años cuarenta, llegaban al País Vasco hombres de Zamora y de Salamanca, de Lugo y de Orense, de Jaén y de Córdoba v de tantas y tantas provincias, en busca de trabajo. Los veo en aquellas noches de niebla y «sirimiri» intensos, recorriendo carreteras, ateridos por la lluvia, el frío y el hambre. Recuerdo también cuando los oía llamar «maketos» y «coreanos», por el simple hecho de que no habían nacido, como nosotros, en estas tierras.
Pasaron los años y seguían llegando, al cobijo de un incipiente desarrollo industrial, que no sé si se estructuró con acierto o no —porque no me atrevo a juzgar, con la facilidad con que hoy se juzga—, pero que no se puede negar que dio trabajo a miles de hombres que lo requerían. Y dar trabajo, era poder comer, tener una habitación en subarriendo, en casas en las que se vivía hacinados, cocinar con el puchero trincado con candado en la cocina compartida, quizá la lejana esperanza de un puesto escolar en las escasas escuelas existentes... Porque entonces, trabajar era tanto como poder subsistir.  
 
Y seguían llamándoles «maketos» y «coreanos».
Y pasaron más años. Y con su trabajo —no con el nuestro, que ninguno nos quitaron— empezaron a mejorar sus condiciones, al igual que todos intentábamos alcanzar un mejor nivel de vida. Y construyeron casas, para ellos y para nosotros. Y carreteras, para ellos y para nosotros. Y factorías, para ellos y para nosotros. Y escuelas, y hospitales... Y construimos, ellos y, nosotros, todos juntos, una nueva forma de vivir, hacia la que nos impulsaron aquellas penosas circunstancias de absoluta carencia de todo, que unos quieren ahora olvidar y otros no quieren ahora que se las recordemos, pero que fueron las que condicionaron nuestro ayer y nuestro hoy. Y esta nueva forma de vivir, quizá sólo supuso mejorar en lo material, quizá trajo consigo el deterioro espiritual, ambiental y ecológico —no lo pongo en duda, porque ahora todos lo padecemos—, pero, ¿quién pensaba en ello, cuando se trataba de vivir? Simplemente de vivir.
Pero les continuaron llamando «maketos» y «coreanos».
Y nacieron sus hijos aquí. Y los educaron aquí. Y amaron tanto nuestra tierra, que murieron aquí. Muchos de ellos, después de haber llevado la boina y el «kaiku» y haber respetado la ikurriña, no por razones políticas, sino porque presentían que iba a ser el símbolo de un país, en el que habían alcanzado, por su propio esfuerzo —que los vascos nada les regalamos—, su indiscutible derecho a trabajar.
Sin embargo, se persistió en llamarles «maketos» y «coreanos».
A muchos de ellos, los estamos viendo marchar. No van de regreso a su tierra, porque su tierra —mucho más que la suya, de la que vinieron—, es la nuestra. Porque la tierra no es de quien la pisotea, sino de quien la ama. A otros les veo preparar su marcha porque dicen que, «hay paro» y que no «hay horas extras» y que... La verdad, tienen miedo. Miedo sencillo, porque son gente sencilla. De la misma forma que al llegar ocultaron su gran, mediana o pequeña tragedia, ocultan ahora su enorme tristeza al dejarnos.
Ni lo entendí entonces ni lo entiendo ahora ni lo entenderé nunca. Y creo que, conmigo, la mayoría silenciosa jamás lo entenderá.
No ya por caridad hacia ellos, que no la necesitan ni la piden. Por simple razón de humanidad. Pero no por humanidad hacia ellos, sino hacia nosotros mismos, que no podemos seguir perdiendo cualidades humanas por razones políticas. ¡Silencio, de una vez para siempre! Ni «maketos» ni «coreados». Hombres, simplemente hombres. Exactamente igual que nosotros. ¡Hombres a los que no puede ofendérseles, como si fueran perros, exigiéndoles que tengan «pedrigree»!" 

Federico de MADARIAGA.

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¿Qué os ha parecido? ¿Ha merecido la pena?

22 comentarios:

  1. Me ha parecido magnífico este articulo. Me ha recordado lo que un tío mio me contaba cuando fue a trabajar a Bilbao. Duras entrañas tiene que tener quien no se ablande con ese" y les seguían llamando maketos y coreanos".
    Gracias por compartir este artículo que me ha hecho empezar este día con buen pie y olvidar las declaraciones de un separatista catalán lo que he oído en la radio. Onda Cero, hace una hora.

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  2. Lo que dijo el de arriba lo digo también. Fenomenal. Hoy faltan cosas como esa y se aprovecha el periódico para crispar a la gente en vez de humanizarla.

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  3. QUERIDO DUEROBAJO:

    Tenías razón al presentir en tu comentario a mi respuesta a la entrada anterior que me sentiría igualmente en la necesidad de comentar la segunda parte de la misma, ya entonces prometida. Consciente de tu seriedad, no podía yo dudar a priori de que el contenido de la aportación que acabo de leer iba a remover viejos recuerdos, nunca suficientemente difuminados por el paso de los años. Yo no podría traicionar tantas vivencias que fueron esenciales en mi formación y que coadyuvaron a que siguiera manteniendo fidelidad a mis raíces castellanas, sin por ello dejar de integrarme en una sociedad que hizo posible, mal que a algunos pesara, que las familias emigrantes acabaran en su casi totalidad consiguiendo un nivel de vida que jamás hubieran podido soñar. Ello les costaba grandes sacrificios, lo que no era obstáculo para que fueran objeto a veces de trato vejatorio por su condición de maketos o coreanos. Llegó a darse el caso de que llamar a alguien gallego podía ser un insulto de cierto calibre. Esto no me lo podrá negar nadie, y menos si lo hiciera por mor de las conveniencias que la corrección política impone. Sabido es que alianzas políticas estratégicas pueden actuar como antídoto contra la llamada “memoria histórica”, cuando ésta puede llegar a presentar un sesgo inconveniente que nos enfrenta con actitudes pasadas.

    No pretendo afirmar que las muestras de desprecio eran algo absolutamente generalizado. Mi amor a la verdad, que no deja de ser amor a la justicia, me impedirían suscribir esta aseveración. Ya entonces había muchos vascos capaces de comprender y reconocer el sacrificio que hacían los emigrantes. Este reconocimiento podía ser perfectamente compatible en muchos casos con el hecho de no querer emparentar con familias maketas. A veces, podían ser algunos forasteros más papistas que el Papa. A ellos se refería mi pasada alusión al piojo resucitado, cuyas implicaciones en el caso que se analiza ya expliqué en otro momento.

    Muchos años después regresé a mi tierra y, junto a mi satisfacción por el reencuentro con mis raíces, no he dejado de apreciar que puede existir también entre nosotros un cierto nacionalismo de campanario. Eso lo hemos podido leer incluso en alguna aportación a este mismo blog, cuando se expresa la inclinación a separarse de… Acaso las ansias de singularizarse vayan mucho más allá de los casos de nacionalismos periféricos que tradicionalmente reconocemos y tengamos que convenir en que en el fondo lo que a muchos gusta es ser cabezas de ratón para evitar ser cola de león. A ello supeditan su criterio en el aspecto identitario. ¡Haga cada cual su opción y que sea lo que Dios quiera!


    Un cordial saludo.

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  4. Este señor Chemaranda escribe muy bien. Le felicito. Además de lo que dice esa forma de escribir muy correcta.Me gusta.

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  5. Hemos visto este articulo maginifico y les he comentado a mis hijos que su abuelo tuvo que ir a trabajar y ganar el pan a un pueblo de San Sebastian y que no lo pasó bien. Ellos son muy jévenes y no comprenden esas historias pasadas, pero veo en sus ojos tristeza porque ellos estan en el colegio con niños de fuera de España y no hacen eso. Hablan de valores, y de edudacion para ciudadadania pero este articulo es mucho mas. Nada mas.

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  6. Bien les haria a esos independentistas que miran por encima del hombro leer esas palabras de un vasco de bien. ¿Qué diria hoy?

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  7. Chema: de momento, gracias. Lo comentaremos detenidamente, ya que unas pocas palabras no bastan para describir media vida. Saludos.

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  8. He leído con atención el artículo de Federico de Madariaga, publicado en la Hoja del lunes de Bilbao en mayo de 1978 y, aparte de que el texto está escrito de una manera sencilla, sobria y natural y de que el tono utilizado me parece tierno y emotivo, me ha llamado la atención la repetición insultante –a modo de estribillo- “maketo, coreano” hacia la persona que viene de fuera: el inmigrante.
    Esto me hace pensar que el inmigrante no es bien visto y recibido en “nuestras” sociedades. Aunque no todos los que vienen de fuera son tratados de igual manera. El antropólogo Manuel Delgado en “¿Quién puede ser “inmigrante en la ciudad?” sostiene que esto se debe a que lo que hace de alguien un inmigrante no es una cualidad, sino un atributo, y un atributo impuesto desde fuera, como un estigma y un principio negativo. Y será percibido como extranjero, procedente de países o regiones del tercer mundo, y también como intruso, que llega sin invitación previa y sin recursos.
    Creo que todo ser humano tiene el derecho “natural” como persona, por encima de las leyes “culturales” a desplazarse a lo largo y ancho de la Tierra en busca de su felicidad y la de los suyos. El individuo tiene derecho a huir de situaciones de marginalidad y precariedad. Para esto, a veces, se ve obligado a migrar en busca de unas mejores condiciones. Pero se encuentra con el problema de no ser aceptado por la sociedad de acogida, que tan solo le pone trabas a la hora de acceder a los derechos de que disfrutan los nacionales.
    «Ni aquí eres de aquí, ni allí eres de allí». Esta frase expresa a la perfección hasta qué punto la migración supone siempre una doble desafiliación para quien migra. Abandonar el lugar de origen es de algún modo romper, dejar atrás parte de lo que ese lugar significa, parte de lo que éramos, a la vez que no acabamos de pertenecer del todo al lugar en el que nos instalamos, de manera temporal o definitiva, porque llevamos en la memoria y en el cuerpo marcas que recuerdan que venimos de otro sitio.
    También en Castilla nos hemos encontrado con el inmigrante, aunque en otros tiempos y de una forma temporal o eventual. Y el trato dado por el castellano al de fuera nos lo dice la poetisa gallega Rosalía de Castro en un poema publicado en su libro Cantares gallegos (1863). El poema arranca de una cantiga anónima de enamorada que lamenta el retorno y muerte del amado tras su trabajo en Castilla, publicado en el Diario madrileño La Época en 1858. Parece ser que la poetisa romántica se encontró en Salamanca con una cuadrilla de segadores que venían a Castilla a trabajar durante el verano. Ese triste encuentro hizo que Rosalía escribiese un poema de aproximadamente cien versos que comienza con la cantiga que sirve de guía al poema que está escrito en gallego. He seleccionado tres estrofas que por su contenido guardan relación con el tema del trato humano dado a los inmigrantes. La poetisa pone sus versos en boca de la aldeana enamorada.


    Castellanos de Castilla,
    tratade ben ós gallegos;
    cando van, van como rosas;
    cando vén, vén como negros.

    Castellanos de Castilla,
    tratad bien a los gallegos;
    cuando van, van como rosas,
    cuando vuelven, como negros.

    A Castilla fue a por pan
    y jaramagos le dieron;
    diéronle hiel por bebida,
    guijarros por alimento.

    Permita Dios, castellanos,
    castellanos que aborrezco,
    que antes los gallegos mueran
    que ir a pediros sustento.

    Van pobres y vuelven pobres,
    van sanos, vuelven enfermos
    que aunque ellos son como rosas
    los maltratáis como a negros.

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  9. ¿Podríamos decir que en esos insultos coreano, maqueto, charnego hay tintes racistas? A mi me parece que si, y que el fundados del PNV sabe mucho de eso, y los que siguen sus enseñanzas tambien.
    Otra cosa es que hay muy buenos comentarios, que gusta leer y aprender y no es facil escribir a su lado,pero todos nos entendemos.

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    1. El primer contacto que tuve con el concepto "coreano" fue en los años 70 cuando fui a pasar una temporada larga con un amigo de Busturia. Descubrí con sorpresa que en el pueblo vivían unas familias de aspecto descuidado, pobre, a los que llamaban "coreanos" de la forma más despectiva que se pueda imaginar. Los niñosno participaban en nuestros juegos, se lo montaban por su cuenta (¡qué remedio!) y sus padres no tenían relación con los oriundosdel pueblo. Eran una especie de apestados que, eso sí, trabajaban como mulas;durante la semana en talleres, fábricas y astilleros, donde se podía, lo mismo daba, y los fines de semana cultivaban las huertas de los "vascos". La mitad de lo que sacaban era para ellos, para el puchero. Su educación no era tan refinada como la nuestra; nosotros estudiábamos en los colegios de curas y ellos en ningún sitio. Todavía en aquellos tiempos había muchísimos niños sin escolarizar. Sabían cosas de la vida inimaginables para nuestras recatadas mentes:del sexo lo sabían todo y nosotros nada. Recuerdo que una y otra vez intentaban entablar amistad con nosotros y que a pesar de ser rechazados de forma repetida poco a poco lo iban consiguiendo. Ésto no les hacía ninguna gracia a nuestros padres. Los coreanos estaban bien para trabajar pero nada de ser amigos... podían contaminarnos.
      Yo, todo esto no lo veía muy normal ya en aquella época. Lo encontraba muy injusto a pesar del recelo, casi miedo, que me inspiraban aquellos chavales agresivos y pendencieros. Pero la injusticia social de todo aquello saltaba a la vista.
      Han pasado los años, muchos, más de cuarenta. La vida me ha llevado muy lejos de allí. He visto un poco de todo ... La última vez que volví a Busturia una de las primeras cosas que hice fue preguntar por uno de los coreanos de los que aún recordaba su nombre. La sorpresa fue que me hablaron de él como de uno más. Nadie se acordaba que había sido un niño "excluído". Ya no era coreano ni era nada. Uno más.
      La alegría que me llevé fue muy grande.
      No sé si estará pasando ahora lo mismo con los niños marroquíes o rumanos que están llegando en oleadas ... la historia se suele repetir ...

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    2. Un buen testimonio de primera mano. Desde luego qeu nadie es racista con los que viven lejos, pero con los más próximos es otra cosa.Quizás el origen del racismo tenga algo que ver con las clases sociales. No es lo mismo el trato a un "moro de patera" que a un jeque adinerado de la misma raza.

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  10. Quiero felicitar al coordinador del blog por “desenterrar” este tipo de artículos y demostrar que, aunque el hombre evoluciona, de forma cíclica cae en los mismos errores. Me han gustado el artículo y los comentarios posteriores. Mientras lo leía, venían a mi mente imágenes de mi niñez en las que mi madre me advertía, o amenazaba, con conocer “la madre gallega”. Según ella, los gallegos que venían a Castilla para “ayudar” en las labores del campo, vivían muy mal, pasaban hambre y necesidad. Relacionaba esa experiencia con el salir de casa e irse a trabajar fuera. Quiso el destino que mi primer trabajo fuera en Galicia. Comenté con ella muchas veces que yo no fui tratado mal, aunque ellos recordaran que sus abuelos, tíos... tuvieron que emigrar por necesidad, se morían de hambre. En conversaciones informales me consideran descendiente de los que impusieron por la fuerza el castellano. Pero no noté desprecio.
    El hombre siempre teme lo que no concoce, lo que viene de fuera o lo que es distinto a lo habitual. Es receloso, se aprovecha de la necesidad e inseguridad del que no está en su “tierra”. Pasó con nuestros antepasados cuando fueron a Alemania y pasa en la actualidad con nuestros hijos. Les dan trabajo, incluso cualificado, pero son del sur, no son como ellos.
    La lengua no es sexista ni racista. Es el que la utiliza. Si nos fijamos en cómo llamamos a los de fuera veremos que también utilizamos términos despectivos: moros, sudacas, negros, chachos. Pocos pueblos están sin culpa. La historia se repite. Recuerdo una frase que me gustó mucho cuando la escuché y que dice más o menos asÍ: “Las guerras seguirán existiendo mientras siga siendo más importante el color de la piel que el de los ojos” (atribuida a Bob Marley, músico jamaicano).
    Por último, me gustría aconsejarles la lectura de otro artículo periodístico titulado “El negro” y escrito por Rosa Montero (El diario EL PAÍS el 17 de mayo de 2005 )
    (http://elpais.com/diario/2005/05/17/ultima/1116280802_850215.html)
    Cuenta de forma amena una experiencia personal relacionada con los prejuicios que tenemos los occidentales.

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  11. Una opinión más: nos e trata tanto de "racismo", que lo hay, sino de "clasismo", que no sé si aún es peor.

    Los que se creen superiores o están en un escalón superior de la clase social menosprecian al inferior, sin percatarse de que su status puede cambiar.

    Y pondré un ejemplo sencillo. Cuando los soldados americanos vinieron a España, a la base de Torrejón concretamente entablaron relaciones estables con españolas, y hubo matrimonios. Algunos de esos soldados eran negros y las españolas morenas o rubias, pero el color de la piel de aquellos pilotos de USA no fue obstáculo para un casamiento. ¿Se tiene el mismo comportamiento de entonces con los negros subsaharianos que hoy vienen en patera y no pilotan aviones de combate?

    Muy buenos comentarios, sí señor.

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  12. Este artículo es de rabiosa actualidad, desgraciadamente. Es lamentable que los vascos, o una parte de vascos desprecien a quienes fueron a ganarse la vida honradamente, a quienes trabajaron, sufrieron y se sacrificaron para hacer un país, y cuando digo pías, digo país, solo país, no equiparable a la Nación detentadora de soberanía, o al Estado, armazón de la Nación.

    La Comunidad Autónoma Vasca es rica, por el trabajo de gentes que iniciaron un éxodo interior a una tierra que recibía el esfuero inversor de la Nación. Vascongadas y las provincias catalanas fueron el ojito derecho del Estado, no quieren reconcerlo,es una mácula en su expediente nacionalista, haber recibo más que ayuda de una entelequia españolista a la que combaten, como justificación de aspiraciones "soberanistas".

    Al nacionalismo se le combate con la palabra, sin complejos, llamando a las "cosas" por su nombre, una Nación es una Nación, un país es un país, el Estado es el Estado, y una "cosa" es una "cosa", que en boca de un futbolista nacionalista, demuestra falta de respeto a la Nación, a España, así, en la próxima convotoria de la Selección, que no "roja", que le dejen allí arriba bailando un aurresqku.

    Volviendo a cosas serias, vascos y catalanes son Comunidad Autónoma, nada más. Es tiempo de forjar Nación, de ser españoles, sin complejos, sin patrioterismos,defendiendo la justicia social, la libertad y la dignidad de las personas.

    No hay problema, los que quieran enrroscarse la chapela y la barretina, pues nada, a ello,...

    Es hora que el Gobierno tome medidas, además de económicas, para ello el PP tiene que empezar por tener ideología, y eso es harina de otro costal, el PP es una sucursal del PSOE, los del PP con varios años de carencia defienden lo mismo que el PSOE, y en Aranda, en tiempo real.

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  13. Plis Plas para todos. Estupendos comentarios para pensar y compartir. Da gusto leeros.

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  14. Pocas veces como en esta ocasión hemos contado en el blog, que es de los lectores, con unos comentarios tan juiciosos y bien estructurados en fondo y forma, sin desmerecer otros anteriores.

    Antes de pasar a la próxima entrada, quisiera incluir algunos pensamientos extraídos de dichas aportaciones:

    - Hay coincidencia en la valoración notable del artículo de F. de Madariaga, que ha traído vivencias no olvidadas.

    - El desprecio “al de fuera” no ha sido generalizado. Incluso el comportamiento de “algunos de fuera” ha resultado más pernicioso para los que llegaban que el proporcionado por “los de dentro”.

    - Yo sufrí durante un tiempo esta misma situación, a la vez que recibía el más exquisito trato de algunos vascos de toda la vida, que eran de aquellos pocos que en los años 70 sabían leer y escribir vascuence.

    - Se ha establecido cierto debate entre emigración, racismo y clasismo, todos ellos superables con ciertas dosis de educación y voluntad de conocimiento del próximo.

    - También hemos podido ver algunos malos tratos, ya lejanos, dados en Castilla a los “segadores gallegos”. Esos versos de Rosalía de Castro parecen resonar en su monumento en el Espolón de la ciudad de Padrón. Un compañero gallego, ya fallecido, me los recitó llorando al pie de la estatua.

    - Los insultos proferidos contra “el de fuera” dañan más a quien los expele que al que se dirigen.

    - Novedosa me ha resultado la imagen de la “madre gallega” vista desde Castilla. Los que hemos visto a la “madre gallega” desde el otro lado, por relaciones familiares, podemos decir que quizás esa amenaza incluyera una parte de pena y compasión hacia la madre que tenía que separase de sus hijos, que necesitaban trabajar fuera para comer.

    - El clasismo no es de otros tiempos ni de otras culturas. ¿Radicará, tal vez, en un profundo sentimiento de autoprotección y conservación de lo propio por miedo a lo desconocido?

    - El encaje de los nacionalismos con la Nación no ha funcionado como se esperaba en 1977, y ha faltado lealtad para con el Estado, que ha dejado insatisfechos a los que piden lo que no deben y traicionado a quienes concedieron más de lo que podían. Buscando una mejor convivencia se ha llegado a un deteriorado punto sin retorno de lo que pudo ser.

    - El PP y el PSOE están más unidos en sus intereses que lo que aparentan, si recordamos unos simples refranes, “perro no muerde perro” y “bombero no pisa manguera de compañero”, si los aplicamos a la corrupción ,a los nacionalismos, al reparto de prebendas…

    - Para finalizar, quiero preguntar a los profesores (se nota la mano) si creen que la literatura se inspira en la vida (artículo de hoy) o la vida recupera experiencia de la literatura.

    Dentro de algunos días publicaré una adaptación muy personal de la obra de George Orwell ,”Rebelión en la granja”, y podremos comprobar que en el siglo XXI todavía perduran las mismas malas pautas de comportamiento del siglo pasado, tanto en la sociedad como en los partidos políticos en su ámbito nacional y local.

    Saludos.

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  15. Me han encantado los comentarios y el artículo del periódico. Reconozco que a mi me cuesta mucho escribir, pero voy a colaborar con mi lema de luchar contra la intolerancia con una canción que me cantaba mi madre hace muchos años y que dice asi, que pongo la letra que cantar es otra historia.

    de que color es la piel de dios
    de que color es la piel de dios

    dije negra, amarilla, roja y blanca es
    todos son iguales a los ojos de dios

    dios nos ha dado la oportunidad
    de crear un mundo de fraternidad
    las diferentes razas hay que trabajar
    unidos siempre de mar a mar
    de que color es la piel de dios

    Todo es bonito cuando lo vemos con los ojos de la bondad y del amor

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  16. LITERATURA Y VIDA

    Curiosa cuestión la que Duerobajo nos plantea. Sin duda es él sabedor de que ambos son siempre conceptos de difícil deslinde. Se produce entre ellos un cierto solapamiento.

    Cuando se trata de expresar por escrito, de forma que pretende ser bella, lo que por nuestra cabeza pasa en momentos determinados, es indudable que un bagaje de propia experiencia resulta imprescindible, incluyendo ésta una base cultural. Hasta tal punto es así, que se ha llegado a decir que en cualquier composición literaria hay siempre algo de autobiográfico. Propio es el conocimiento que dio a luz a la obra y propia resulta ser la fantasía que en ella se pone a contribución. Es indudable que la fantasía se alimenta en buena medida de las lecturas que uno ha hecho desde su infancia. Por ello es tan importante que ya desde niños se hagan lecturas adecuadas que enriquezcan fantasía, conocimientos y sensibilidad. Ni qué decir tiene que el dominio de la lengua ocupa un lugar central dentro de esos conocimientos que se pretenden conseguir. De ahí que alimentar adecuadamente la propia mente contribuya a facilitar la expresión de la propia realidad. Esta alimentación se está produciendo también por el mero hecho de vivir, de percibir todo aquello que pasa a nuestro alrededor e interiorizarlo. Pudiéramos entonces decir que vida y literatura se retroalimentan mutuamente.



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  17. Antes que nada quiero deciros que estoy gratamente sorprendida del blog y de los que escribís y que chapeau por todos. Soy una madre arandina preocupada por la educación de sus hijos que tengo una hija de 4º de secundaria en el Instituto y un hijo en 5 de Primaria en un colegio público.
    Me parece que como todos los padres nos preocupa el que los hijos lean y lean, que como dice un comentario abre la imaginación, y yo añado que el razonamiento, y nos abre el futuro. Pero veo que cada vez leen menos la una y el otro. Cuando me piden un libro si puedo compro dos para que lean, pero no leen nada mas que los libros de texto y los libros que mandan los profesores de Lengua para hacer trabajos de ellos.

    Y me parece que hasta leen con desgana esos libros que mandan que lo hacen por cumplir. Yo misma los doy ejemplo de lectora, pero no hace efecto. Les raciona el ordenador y la play , pero tampoco saco mucho provecho. Y me pregunto porque no leen y se lo pregunto a ellos y me dicen que no tienen tiempo y que esos libros son de un aburrimiento imposible, y a lo mejor tienen razon.

    No se si esto me pasa a mi sola o a mas padres, pero cada año lo veo peor. Y eso que cuando he visto esos comentarios tan bien escrito me animo de que la vida y la literatura se pueden juntar.

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  18. Coincido con Chemaranda, que la literatura es fundamental y alimenta no sólo la mente sino también el espíritu.
    Yo fui una gran lectora de adolescente, y las lecturas de aquellos años marcaron mi forma de pensar y de entender la vida. Fueron muy enriquecedoras y me ayudaron a disfrutar y valorar la libertad en todos sus aspectos. Pero esa libertad hay que mantenerla también con las relaciones humanas que uno tiene. Es indudable que quien se relaciona con gente con inteligencia y espíritu crítico sigue alimentándose y enriqueciéndose, en cambio los que se relacionan con gente a la que sólo saben adorar, sin capacidad de contradicción, acaban planas.

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    1. Tienes toda la razón del mundo. Si te relacionas con gente con inteligencia y espíritu crítico sigues alimentándote y enriqueciéndote, y en cambio si te relacionas con gente que sólo sabe adorar, sin capacidad de contradicción, acabas plana.

      Pienso igual que tú y tenemos que actuar así. "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija"

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  19. Nuestros estudiantes leen cada vez menos libros por su cuenta porque están cargados de estudios y deberes del colegio, y tienen menos tiempo libre. No busquéis otras razones.

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