10 de marzo de 2017

VIAJE AL PAÍS DE NUNCA JAMÁS: ISLANDIA (II de III)

(Continúa del relato anterior)

Tercer día, lunes 20 de febrero
A muy pocos kilómetros del hotel y con el depósito de gasolina lleno, encaminamos el Jeep 4x4, de nuevo hacia las montañas pegadas al mar, para ver de cerca, e incluso meternos debajo y por detrás de las cataratas de Skogafoss. Más cerca de la caída del agua, imposible.



Por la otra cara de la montaña, el mismo glaciar, evacúa agua por estas otras cataratas.


Suerte de día al permitirnos ver a nuestros pies los cimientos del arco iris. Por detrás de esa catarata, con muchos arrestos pasamos todos, incluida Placy que se negaba en redondo.



Comimos por la zona y por la tarde después de intentar una sesión de fotos nos encaminamos a Vik, un pueblecito del 281 habitantes y un montón de hoteles.



 El año 1991, la revista norteamericana Island Megacine, consideró esta playa como una de las más hermosas de la tierra. Los acantilados de roca basáltica, forman cubos hexagonales, dando cobijo a numerosas familias de aves, entre ellas la de más porte, la configuran los frailecillos.

Una vez hecho cheking en el hotel, nos acercamos a esta playa, con la intención de hacer fotos. El viento huracanado no impidió la realización de las fotos, pero sí que éstas, adquiriesen valor fotográfico.

Ver a la novia vestida, animó a Saray a hacer lo mismo y como ya tiene fotos vestida de novia en Roma, Granada, New York, por qué no en Islandia, de tal forma que en sus viajes, va tan ataviada como la Piquer.
Una pena el viento… Anocheciendo nos fuimos al hotel para cenar y descansar que al día siguiente tendríamos también faena de viaje.

Cuarto día, martes 21 de febrero

Sólo teníamos que acercarnos a Hofn, 272 km por carretera de nieve y así amanecía nuestro coche. Pero, solo se hace camino andar, decía Machado.

 Ver el coche así y pensar en los 272 km hasta Hofn, dan ganas de alargar el desayuno hasta el infinito

Veremos de camino, otra de las evacuaciones del glaciar, pero esta vez no en forma de agua, sino en grandes témpanos de hielo o pequeños iceberg que llegan hasta el mar, perdiendo vida por el camino. Aun así los pequeños cubitos que después el mar expulsa a la costa, de arena negra, pueden alcanzar el medio metro cúbico.

Los traslados, eran relativamente fáciles con nuestro super Jeep 4x4. Bueno pues después de disfrutar del glaciar y su ruptura camino del mar, nos quedaban kilómetros suficientes, como para encaminarnos a Hofn. El camino, como en días anteriores, tenía de todo. 


Haces 20 km bien, sin nieve pero, de pronto una nube oscura, panza burro como dice Placy, te estropea el viaje y, no sabes lo que eso puede durar. Pero bueno llevamos cuatro días en la misma situación y, nos hemos hecho a ella.


Quinto día, miércoles 22 de febrero

Lo bueno que tienen estos pequeños pueblos es que los hoteles los localizas inmediatamente, por contra, fuera de ellos solo queda el paisaje y, bastante paisaje vemos durante el día. Con la wifi, se atiende la mensajería de todo el día, la cena y a ver noticias o algún canal de la televisión de España.
Por la mañana, en el desayuno, se presentó una camarera diciéndonos que le habían dicho que hablábamos español. Efectivamente, somos españoles, le dijimos y tú, por lo que parece le dijimos.
Sí soy Aída, nací en Melilla y estudié en Málaga, qué alegría oír hablar español.
Le preguntamos que como había llegado allí y nos dijo que había ido con el equipo de Voleibol y le habían ofrecido quedarse de entrenadora en la escuela. Como son pocas horas de clase, complementa el salario, de camarera en el hotel.

Aída, debía ser entrenadora, porque no le vi yo la estatura que suelen tener las jugadoras
Bueno, pues una satisfacción charlar con una paisana. Cargamos maletas y dimos una vuelta por el pueblo. Además del turismo, este pueblo tiene un puerto pesquero interesante. Hofn tiene 1600 habitantes, pero debe tener una población flotante importante, porque tiene mucha edificación aparte de los hoteles que deben alquilarse como apartamentos. Casi todos los pueblos de esta ruta tienen una gran superficie comercial, para atender mucha más gente que, la que está empadronada allí.

Nos encaminamos por la N-1, hacia Djúpivoyur, pueblo costero también que base su importancia en la situación estratégica que tiene, ya que es el comienzo de los fiordos islandeses. Llevábamos caminados unos sesenta kilómetros y nos encontramos con las secuelas de un temporal que había dejado la carretera impracticable. Empezaron a entrarnos las dudas, el coche respondía pero cada kilometro que avanzábamos, la situación empeoraba. Placy empezó a ponerse nerviosa porque aquello parecía no tener fin.

Paré el coche, donde pude y analizamos la situación. Según la información de carreteras, más adelante estaba la carretera despejada, pero nadie te aseguraba que en diez minutos no variase el tiempo. Por otra parte, al día siguiente teníamos que hacer 550 km de vuelta a Reikiavik y, en qué condiciones.

Tomamos la decisión de perder la excursión a los fiordos y retornar camino de Reikiavik. Bendita decisión, porque la carretera que habíamos recorrido en sentido Este, a la vuelta, se tornó impracticable del todo. La velocidad del coche, difícilmente superaba los cuarenta por hora y, con el riesgo cierto, de las nubes de nieve que levantaba el viento cruzando la carretera.

El hotel estaba reservado en Djúpivoyur y, habíamos decidido abandonar la aventura, buscando la seguridad de acercarnos a Reikiavik. Tras varias gestiones telefónicas conseguimos, cerca Vik, el mejor hotel de cuantos habíamos estado y también el más barato.

 Se trataba de un enorme hotel con sus servicios centrales comunes y varias naves de habitaciones alrededor. Como dato curioso, el hotel tenía una piscina de agua caliente al aire libre y mientras cenábamos, varias señoras, norteñas digo yo que serían, porque alguien de por aquí no se mete, pero ellas sí.
 


Las habitaciones que nos asignaron, tenían más de 30 metros cuadrados y todos los detalles de ser, las más caras de todo el complejo





(Continuará)

2 comentarios:

  1. No cabe duda de que el relato de nuestro amigo “el viajero zamorano” nos muestra un país muy diferente al nuestro en todos esos factores que condicionan la vida de las personas. Curiosamente apareció ayer un artículo en El País que puede completar y ayudar a conocer mejor esa nación.

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