9 de enero de 2014

Entre el “Yo fui a E.G.B.” y “Yo enseñé E.G.B" hay “Una vida por vivir”

Con los comentarios del blog “Yo fui a E.G.B.”, dos bilbaínos   han escrito un  libro, con el mismo título, que contiene las memorias de sus años de Educación General Básica. El secreto del éxito obtenido con ambos se halla en el repaso de las experiencias compartidas de todos aquellos que vivieron vidas semejantes, disfrutaron con los mismos programas televisivos y juegos, usaron un vocabulario casi idéntico en situaciones parecidas, coincidieron en aficiones y vestimentas, y pasados los años, sienten hoy iguales "nostalgias", aunque insistan en decir que no son "nostálgicos". Lo que han hecho  Javier Ikaz y Jorge Díaz,  no ha sido otra cosa que revisar el álbum de sus recuerdos y contarlos en voz alta. La sorpresa ha surgido cuando cientos de personas desconocidas entre sí  leen, escriben y coinciden en su retrospectiva.

Resulta interesante el contraste entre la visión dada por “los estudiantes de EGB” y la ofrecida en otro libro reciente, “Una vida por vivir”, escrito por un maestro, burgalés de nacimiento, que ha pasado su infancia y juventud en Bilbao, y ha desarrollado su tarea profesional  en tierras vascas y burgalesas.

Mientras que los primeros autores se ciñen a una época concreta, José María Sanz, el segundo,  narra con lenguaje fácil  y preciso la experiencia vital del protagonista de la novela, que es la suya propia. Si los unos recuerdan las palabras y dichos de su tiempo, lo que era “guay” y lo que no lo era, José María Sanz nos brinda un vocabulario rico que evoca añoranzas para los que vivimos aquellos mismos años en estas tierras de Castilla. Tiene el mérito de haber conservado un léxico que va quedando en desuso, y  exponerlo oportunamente sin forzar la sintaxis. La cantidad de detalles que aporta, en vez de aburrir por “prolija”,  se convierte en una herramienta imprescindible  para trasladarnos a unos ambientes que más que describir, parece fotografiar.

De lo más relevante de la novela es la visión profesional que nos brinda. Se remonta a su época de “párvulo” en la escuela del pueblo, y su aprendizaje de la lectoescritura con pizarra y pizarrín, y el cabás para el transporte de los escasos útiles entonces disponibles.  Finaliza el discurrir de su "viaje en el tiempo"  con un cierto hastío y desasosiego sentidos como educador cuando constata que los tiempos modernos no están para “muchas pedagogías”. Advierte de la carencia, cada vez mayor, de valores como el trabajo, el esfuerzo, el perfeccionamiento de la obra bien hecha, y la creciente falta de respeto hacia los docentes, tanto por parte de alumnos como de padres y de la sociedad en general. Meritorio es también el análisis valiente que realiza sobre los distintos sistemas educativos que a él le han afectado como alumno y como maestro, y sus diferencias notables. Es de agradecer que docentes, como nuestro protagonista,  nos hayan dejado por escrito sus opiniones.

En la obra que nos ocupa se percibe un sugerente diagnóstico, crítico y nunca ofensivo, de las actitudes, a veces contrarias, de sus antiguos maestros,  así como de las que más tarde mostraron  los que fueron sus compañeros de Colegio e Instituto.  Y lo completa con una comparativa de comportamientos entre sus antiguos amigos de pupitre y clase,  y los que años después tenían  sus propios  alumnos.

 “Una vida por vivir” disecciona sus vínculos familiares con padres y hermana, abuelos, primos  y tíos.  Llama la atención  el binomio madre-hijo prolongado durante toda una vida, en el que se pueden analizar en profundidad las relaciones sicológicas de  dependencia y correspondencia. Saltan a primera vista los desvelos y el amor de un hijo, muy unido a su madre, a la que, viendo desvalida,  decide proteger hasta el final,  sacrificando parte de su particular vida. El tratamiento que hace de su entorno familiar,  con problemas antiguos y nuevos, pasados y actuales, engancha al lector, porque en algo o en mucho nos afecta a todos.

Estos dos libros, “Yo fui a EGB” y “Una vida por vivir”,  echan por tierra el viejo tópico de que acudimos el pasado cuando carecemos de futuro creyendo que “cualquier tiempo pasado fue mejor” (¡o peor!). Los primeros son aún jóvenes y tienen un futuro por delante aunque de ello no hablen, pero el segundo confiesa abiertamente y siente, con un ilusión contagiosa, que aún le queda “Una vida por vivir”. Le conozco, y sé que ya la está viviendo.
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NOTA: Mediante este enlace, cualquiera puede leer el libro o bajárselo gratis. http://www.bubok.es/libros/224552/Una-vida-por-vivir




2 comentarios:

  1. Tomo nota de ese libro que voy a leer gratis total. Y tomo nota de otra cosa importante sobre la cultura. Cuando oigo hablar del mundo de la cultura a ciertos individuos del cine o la canción que a mi me parece que no son de la cultura que son del entretenimiento y más malo que bueno y veo que un autor nos ofrece su libro gratis pienso que eso si que es cultura dar lo que uno tiene. Gracias al autor , que a los otros ya los conocía que yo también estuve en la EGB

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  2. Yo hice E.G.B. y ahora veo lo que hace mi hijo en esta enseñanaza y me quedo con la mía, y deseo que cada uno elija lo mejor para todos

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