8 de febrero de 2019

IRREMISIBLEMENTE, PODEMOS SE DESMORONA

En las elecciones europeas de hace cinco años, PODEMOS  consiguió un éxito más que notable y  revalidado en otras posteriores. Sus ansias de “asaltar el cielo” y de regenerar la vida política arrinconando a la “casta” calaron en la sociedad y crearon alguna esperanza y ciertas  ilusiones. Pasados estos años, todo ha cambiado  y aquel lema  de “Unidos Podemos” más parece un  sarcasmo que un reflejo de la realidad, como observa el comentarista José-Tomas Cruz Varela en su artículo de hoy.

IRREMISIBLEMENTE,  PODEMOS SE DESMORONA

En opinión de diversos intelectuales, son legión los dirigentes de partidos de izquierda, quienes a lo largo de su carrera  política, experimentan un permanente deslizamiento hacia la derecha en cuanto a tendencias y perfiles se refiere.  Tal hábito y no otro es lo que le ha ocurrido a Pablo Iglesias, si bien nadie esperaba, incluido él mismo, que tal evolución se produjese con tal celeridad y crudeza. Fenómeno que ha situado en estos últimos días al partido al borde de la descomposición y en caída libre.

La indignación interna de ciertos dirigentes con Iglesias y más concretamente de este último con Iñigo Errejón, ha propiciado que el ambiente se enrarezca hasta grados insufribles. Los líderes territoriales, incluso los más vinculados a Iglesias, piden  que haya más unidad y negociación con el ex número dos del partido, toda vez que de lo contrario Podemos se convertirá  en un aparato de eliminar gente. Iglesias y Errejón están condenados a entenderse, toda vez que en caso contrario, Podemos pasaría a militar en la irrelevancia política. La crisis interna en el partido de extrema izquierda ha llegado a tal grado que ayer mismo dicha formación decidió negociar  con Iñigo Errejón una candidatura única a la Comunidad de Madrid. Todo lo cual apunta que la formación morada, irremisiblemente, padecerá un retroceso electoral.

Tratar de mantenerse actualmente con un proyecto ideológico trasnochado resulta utópico. El abandono del partido por parte de Errejón y acudir a las elecciones con la plataforma de Carmena, ha supuesto un golpe muy fuerte e inesperado para Iglesias, que reconociendo que las relaciones entre ambos políticos no eran cordiales, tampoco llegaría a la sangre al río. Las siglas de Podemos se están deteriorando por momentos, nada que ver con lo que representaban en los primeros años como adalides de la regeneración nacional con sus durísimas críticas a “La Casta”, que a la larga y como se ha demostrado no obtuvieron los resultados esperados, sino más bien todo lo contrario.

El endiosamiento de Pablo Iglesias provocó que el número de disidentes polemistas creciese en progresión geométrica debido a la inoperante soberbia del líder y al abandono de militantes de izquierda unida. También se fueron deteriorando las relaciones con las distintas confluencias, algo parecido a lo que sucedió con los famosos “Círculos” en los cuales se respiraba dura democracia, lo que fortalecía la vinculación de las bases con la dirección del partido para terminar como un pobre “Circo”. Y a lo anterior habría que sumar la reciente renuncia de Ramón Espinar, quien incluso ha presentado su dimisión como senador, algo que ya ha ocurrido con otros miembros de la organización que no desean competir electoralmente con Errejón. A tal incidente habría que añadir la reunión de otros dirigentes territoriales en Toledo a espaldas del Secretario de Organización, Pablo Echenique, personaje que pierde los papeles con cierta frecuencia, suma y sigue al fracaso que está cosechando Podemos en otras Comunidades: Galicia, Valencia, Cataluña, Andalucía, etc.

A este ritmo y con las próximas elecciones autonómicas, municipales y europeas a la vuelta de la esquina, la caída de Podemos puede resultar monumental y para la izquierda en su conjunto y, posiblemente,  una buena noticia para España. El vincularse con el separatismo catalán tampoco parece un granar cierto. Por el momento, para la mayoría de la ciudadanía, el trocear la soberanía nacional tampoco constituye ningún acierto.

Si a tal escenario se le añaden las descalificaciones cosechadas por parte de Pablo Iglesias, tales como la adquisición del famoso casoplón de Galapagar con todos los lujos que ello implica, Podemos terminará convirtiéndose en partido testimonial... ¡¡Tiempo al tiempo!!

José-Tomas Cruz Varela

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