Aconseja Martín Seco (1*) la modificación de la Ley Electoral para mejorar la democracia española:
Pero, ¿en qué términos se puede modificar la actual Ley Electoral que rige en España? Si despreciamos el sufragio censitario, con sus pros y sus contras y con sus defensores y sus detractores, tendremos que decidirnos por el sufragio universal con todas sus consecuencias, asumiendo su postulado fundamental de que el voto de un ciudadano vale lo mismo que el de otro y todos los votos deben computar igual, algo que no ocurre con el actual sistema electoral español. Y los datos de las Elecciones Generales de 2023 así lo demuestran:
PP: 8.160.837 votos, 137 escaños, lo que implica 59.568 votos por cada escaño obtenido.
PSOE: 7.821.718 votos, 121 escaños: 64.642 votos por cada escaño obtenido.
Vox: 3.057.000 votos, 33 escaños: 92.636 votos por cada escaño obtenido.
Sumar: 3.044.996 votos, 31 escaños: 98.226 votos por cada escaño obtenido.
ERC: 466.020 votos, 7 escaños: 66.574 votos por cada escaño obtenido.
Junts: 395.429 votos, 7 escaños: 56.490 votos por cada escaño obtenido.
EH Bildu: 335. 29 votos, 6 escaños: 55.855 votos por cada escaño obtenido.
PNV: 277.289 votos, 5 escaños: 55.458 votos por cada escaño obtenido.
Martín Seco parece inclinarse por dos filtros o restricciones en el sistema electoral español, algo que entra en contradicción con la igualdad de todos los votos:
a) Por una parte señala un incumplimiento concreto por parte del gobierno respecto de una norma electoral impuesta por Bruselas:
“España está recibiendo la reprimenda de Europa porque es el único país que no ha adaptado la nueva directiva europea que exige establecer un umbral mínimo del 2% al 5% de los votos emitidos para que una candidatura tenga representación en el Parlamento Europeo. La razón del incumplimiento de esta norma, que es de 2018 y que fue votada afirmativamente por el propio Sánchez en el Consejo, es que perjudicaría a muchos de los socios de Sánchez.”
b) Y por otra, apuesta por un cambio en las elecciones de ámbito nacional:
“En cuanto a las elecciones nacionales, deberíamos cuestionarnos si no sería conveniente establecer que para que una formación política tuviera representación en el Parlamento español fuese necesario superar un porcentaje mínimo de votos en un determinado número de provincias de toda España, superando así los regionalismos y garantizando de esta manera que todos los parlamentarios fuesen verdaderamente representantes de la soberanía popular. También se evitaría de este modo que se tomase el acta de diputado como un medio para chantajear al gobierno central y obtener prebendas para una región en detrimento de las restantes.”
Es una creencia generalizada pensar que la propuesta de fijar un porcentaje mínimo (del 2 al 5%, por ejemplo) mejora la representatividad, pero de hecho ya se da en elecciones autonómicas, municipales, autonómicas y nacionales sin percibirse su bondad ni respetar la igualdad de todos los votos.
Hay, sin embargo, otras ideas que persiguen el mismo fin, en teoría, que no se llevan a la práctica, unas por no asumibles por diversos motivos y otras por ser contrarias a los intereses de los grandes partidos. Entre ellas podemos señalar:
- Implantación de “listas abiertas” que doten de mayor libertad a los representantes contra para la presión y disciplina de voto de los partidos por los que fueron elegidos.
- Privación del voto a aquellos que viven de las ayudas del Estado par evitar el voto cautivo… ¿Sería un regreso al voto censitario?
- Eliminación de subvenciones directas e indirectas a los medios de comunicación, fieles y sumisos al poder que los paga. Nadie muerde la mano que le da de comer. La libertad de informar con verdad y de recibir información veraz facilita la libertad del votante para escoger su opción preferida.
- Derecho a voto sólo para los españoles de nacimiento y los nacionalizados, tras un cierto número de años de nacionalidad y residencia en España.
- Exigencia al partido gobernante de cumplir las promesas electorales con las que consiguió la confianza de sus electores y la prohibición de legislar sobre materias no contenidas en el programa electoral de la fuerza ganadora si no se consulta con los ciudadanos.
- Obligación de los candidatos de presentar justificante de haber trabajado y cotizado una serie de años antes de dedicarse a la política con el fin de dar entrada a profesionales en la política y evitar profesionales de la política sin oficio determinado que pudiera facilitar su salida de la política.
- Imposición del voto presencial para evitar posibles fraudes del voto por correo y dotar de mayor valor al mismo acto de votar.
- Circunscripción única sin filtros ni exigencia de porcentajes mínimos para las Elecciones Generales. La verdad es que esta medida conlleva algunas ligeras diferencias con los resultados del actual sistema electoral español, y los partidos nacionalistas e independentistas seguirían apoyando y sustentando al partido más débil en el poder para obtener mayores ventajas para su ideología y territorio sin importarles el bien de España, en la que no creen y desprecian.
Actualmente el porcentaje de voto que sostiene al actual gobierno autodenominado “progresista” es del 51,49% con un respaldo de 179 diputados. El bloque opositor compuesto solamente por PP-VOX y UPN, cuenta con el 46,02 % de los votos y 171 diputados.
En el caso hipotético de que hubiera sido una circunscripción única el “bloque progresista” podría haber llegado a contar con 187 diputados y un 52,22% aproximado, mientras que el opositor se habría quedado con 163 diputados y un 46,21% del voto total.
No cabe duda de que los partidos nacionalistas y separatistas prefieren apoyar al PSOE porque de él han sacado, sacan y sacarán ventajas y beneficios que del otro bloque (PP-VOX-UPN) no obtendrían tan fácilmente. La debilidad obliga a hacer concesiones para poder seguir en el poder. Sólo el voto puede cambiar la situación, sea en circunscripción única nacional o provincial.
- Introducción de una segunda vuelta. Esta propuesta entraña demasiada complejidad para ponerla en funcionamiento en el actual español, por el tema de la circunscripción y por la desigualdad de votos que entrañaría. Sin embargo, sería posible su introducción si hubiera un fuerte deseo de que los independentistas dejaran de condicionar los posibles gobiernos de España. Para ello habría que modificar toda la normativa electoral con todas las leyes que determinan e ir a un modelo diferente:
a) Ley electoral para los miembros del Congreso, Poder Legislativo, en circunscripción única y sin filtros de porcentaje mínimo para lograr representatividad mediante la igualdad de los votos.
b) Elección del Presidente del Gobierno directamente por los ciudadanos y no por los miembros del Congreso en una única circunscripción y con una segunda vuelta si en la primera nadie hubiera logrado una mayoría absoluta. Con este sistema se podrían evitar chantajes de las minorías nacionalistas e independentistas, y el Presidente del Gobierno podría gobernar de acuerdo a las leyes existentes sin presiones.
1*. Juan Francisco Martín Seco. Impedir que el secesionismo mande en España. https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2025-06-03/secesionismo-espana-articulo-martin-seco/